El Colegio Siglo XXI cumple veinticinco años
El colegio Siglo XXI de Madrid, uno de los centros emblemáticos de la denominada renovación pedagógica, celebra en estos días sus veinticinco años de historia. La particularidad de esta efemérides radica en que se trata de un centro que, surgido por iniciativa de un grupo de padres en 197 1, ha logrado mantener intacta su estructura cooperativa y con ella uno de los pilares básicos que ha permitido al equipo docente alambicar su planteamiento pedagógico originario, centrado en la investigación permanente en el aula.La particular metodología educativa que tiene lugar en. sus aulas le ha valido al Siglo XXI el calificativo de centro de élite cultural dado que, en parte, su éxito se deriva de la elevada formación de los padres. "Hasta cierto punto es verdad, aunque era mucho más notorio en el momento de su fundación que ahora", señala Carmen Gómez, gerente de la cooperativa, "por fortuna, la sociedad española ha elevado muchísimo su nivel general de formación en los últimos años y, lógicamente, esto se transfiere a los nuevos padres".
Investigación
La desmitifcación del libro de texto como eje insustituible de toda la actividad del aula explica parte de la metodología: "Desde el principio hemos planteado una formación consistente en la búsqueda, en la investigación, como método de aprendizaje. Este año hemos aplicado un nuevo método de lectoescritura con niños de Educación Infantil (5 años), en el cual se utiliza todo lo escrito en el entorno, es decir, los billetes de metro, las pintadas, visitas a oficinas de correos, al mercado, su propio nombre.... La cuestión es que el alumno aprende a leer a través de la interpretación. Primero interpreta las letras mayúsculas y luego aprende a identificarlas en el entorno. De momento, constatamos que aprenden más rápido, y con mucho más placer, a leer".Preocupados por el resultado de esta metodología y, sobre todo, por el grado de integración de los alumnos en los institutos, toda vez que en Siglo XXI se imparte sólo hasta primero de la ESO, el equipo de padres y docentes decidió hacer un seguimiento para averiguar las posibles fisuras. "Nos preocupó mucho qué pasaba con los alumnos cuando debían integrarse en institutos donde la relación profesor/alumno es tan distinta a la que existe aquí. Nosotros evitamos la verticalidad; el alumno no está en segundo plano ni es un número más, pero esta relación es muy difícil en otros centros. Cada cuatro años hacemos una encuesta a antiguos alumnos; al principio les cuesta adaptarse pero, a cambio, sus resultados académicos son algo mejores que la media porque están acostumbrados a trabajar autónomamente. Es una satisfacción y nos motiva a seguir investigando en el aula", apostilla Gómez.
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