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El presidente cuenta ya con el plan económico de Lébed

"El Estado no debe ser un lobo que roe la economía, sino un perro lobo que la defiende", decía el carismático general Alexandr Lébed en Verdad y orden, su programa electoral. Borís Yeltsin ha prometido integrar este documento, al menos en parte, en sus propios planes para su segundo mandato como presidente de Rusia.Tras el programa de Lébed figura Vitali Naishul, director del Instituto para el Estudio de la Economía Rusa. Este economista conoció al general sólo a finales de marzo, "porque consideraba que él es la persona que el país necesita". Naishul sostiene que los cinco años transcurridos desde que se formó el nuevo Estado ruso han sido, de una parte, años de desmontaje de las antiguas estructuras, y de otra, "un periodo de crecimiento espontáneo de una nueva estructura estatal y económica". Todas las instituciones han sufrido este crecimiento espontáneo, que, si en un primer momento puede que haya sido positivo, ahora ha creado una situación en la que "determinadas partes del organismo estatal han entrado en contacto y se estorban".

"Debe encontrárseles un lugar a estas partes, deben establecerse reglas claras y firmes que permitan poner orden y garantizar un funcionamiento normal del Estado y de la economía. Para lograr este fin habrá que tomar medidas bastante difíciles, y para ello se necesita un poder fuerte, que esté por encima de las nomenklaturas. Estas medidas ya no se pueden realizar a favor de determinados intereses de grupo, sino sólo en interés de toda la sociedad" explica Naishul.

Delinitación severa

Para imponer orden en la sociedad rusa habrá que delimitar de una manera mucho más severa que hasta ahora las esferas de la actividad estatal y de la económica. El Estado debe asumir el papel de protector de los negocios, de la propiedad privada, de la vida de los empresarios y. de los contratos que se firman.Hoy la situación, en este aspecto, es catastrófica: los comerciantes pueden hacer negocios sólo con gente que conocen personalmente, porque los contratos están regulados sólo por la ética personal. Esto, mantiene Naishul, trae enormes pérdidas a la economía y reduce sustancialmente el mercado. Tal es la causa de que hasta ahora no se haya creado un mercado nacional, para el cual se necesita que las transacciones, dondequiera que hayan sido firmadas, se cumplan. El papel de garante de la actividad económica por parte del Estado consiste en castigar el incumplimiento de las transacciones y defender los derechos de propiedad. Hay que reemplazar a los grupos mafiosos, "asumiendo el papel que ahora desempeña la justicia criminal".

Sobre Lébed piensa que es una persona "de inteligencia clara y fresca". "Creo que posee fuertes frenos internos y que de él no se puede esperar ninguna violación de los derechos humanos. No es un candidato a Pinochet", asegura Naishul.

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