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Mortalidad y mala calidad del aire urbano

La norma vigente sostiene que el organismo humano puede soportar sin problemas hasta 180 microgramos de ozono por metro cúbico; pero una investigación de Roger Buchdahl publicada en el British Medical Journal indica que bastan 80 microgramos por metro cúbico para que aumenten los problemas respiratorios y la mortalidad. Lo mismo viene a decir el reciente estudio APHEA -que fue encargado por el programa ambiental de la UE-, donde se comparan tasas de mortalidad y calidad del aire en 15 ciudades europeas, con 25 millones de habitantes en total, entre 1985 y 1991. Sus conclusiones no son nada tranquilizadoras: en todas las urbes estudiadas, durante los días en que aumenta la cantidad de contaminantes en el aire, la mortalidad asciende; y esa subida se registra incluso con niveles relativamente bajos de contaminación.En Barcelona, por ejemplo, la mortalidad general sube un 15% en invierno cuando el dióxido de azufre toca su nivel máximo. Combinado con los humos negros formados por la combustión, su acción se muestra letal entre los ancianos, cuya mortalidad aumenta un 17% en esa temporada. La mortandad por afecciones respiratorias se dispara un 24% en verano. En ninguno de estos casos la contaminacion superó el umbral considerado peligroso por las pautas internacionales, según el estudio APHEA, publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health.

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Lo más llamativo del trabajo, el primero de sus dimensiones en estudiar con parámetros comunes la relación entre mortalidad y aire contaminado en Europa, es que "encuentra dicha asociación en todas las ciudades, independientemente de sus condiciones climatológicas", indica Jordi Sunyer, director del equipo del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) de Barcelona, que realizó la parte del estudio dedicada a la Ciudad Condal.

En Barcelona sólo el 1% de la contaminación procede de las fábricas, frente al 35% que viene del tráfico.

El ozono malo

El estudio APHEA refuerza las conclusiones de trabajos de ámbito nacional. En todos se destaca el peligro representado por el ozono (gas que se forma cuando el sol actúa sobre el dióxido de nitrógeno y las

emisiones de los coches), responsable del aumento de los trastornos respiratorios en los niños. Su presencia en el aire ha aumentado drásticamente tras el crecimiento del tráfico.El ozono se aspira en la calle; no entra en los hogares. Aquí el peligro lo representan las partículas contaminantes. En Estados Unidos, un estudio cifra en 64.000 las muertes por exceso de partículas en el aire.

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