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Los jueces californianos se sublevan contra la 'ley del tercer delito'

Sentenciar a una persona a cadena perpetua porque haya sido previamente condenada en dos ocasiones puede ser excesivo y limita de forma intolerable el papel de los jueces, en opinión del Tribunal Supremo de Califorinia que ha concedido a los magistrados la facultad de imponer sentencias menos radicales en caso de reincidencia. La decisión adoptada por unanimidad y con efectos retroactivos, ha enfurecido a los partidarios de la ley del tercer delito, que entró en Vigor en California en 1994 después de haber sido aprobada en referendum y que marcó una tendencia de endurecimiento legal que ahora podría resultar afectada. El Tribunal Supremo entiende que imponer a los jueces una ley que les impide ejercer su criterio en la imposición de las sentencias viola la separación de pode res que consagra la Constitución. El Supremo aclara que la ley sigue en vigor y que el fallo no pretende suavizar las sentencias, sino devolver a los magistrados una capacidad de decisión que la ley del tercer delito ha desplazado en favor de los fiscales. Ninguna de estas razones consuela a los políticos que hicieron campaña en favor del endurecimiento de las penas, y que están indignados porque consideran, como dice el presidente de la Cámara, Curt Springle, que "el fallo choca frontalmente con la voluntad popular". El gobernador Pete Wilson y los dirigentes republicanos preparan iniciativas para enmendar el fallo, pero la justificación constitucional del Supremo se lo pone muy difícil.

La ley, conocida con la expresión tomada del béisbol three strikes and you are out (a la tercera, eliminado), ha sido adoptada, con diversas variantes, por 20 estados. En el caso de California, se aprobó en referendo con el 72% de los votos después de la emoción suscitada por el caso de Polly Klaas, una niña de 12 años que fue secuestrada y asesinada por un delincuente habitual en libertad condicional.

La ley que el Supremo ha aguado prevé que la persona que haya sido condenada previamente por un delito grave o violento recibe en una segunda condena el doble de la sentencia normal y en una tercera, 25 años de cárcel, independientemente de la gravedad del delito o de la falta.

Los defensores de la ley señalan que la criminalidad ha descendido en California en un 13,4% y que los condenados en libertad condicional tienen mucho más cuidado que antes. Sus críticos indican que la ley se ceba en las minorías, que atasca los juzgados y que da lugar a lamentables situaciones, como la de Jerry Williams, condenado a 25 años de carcel por robar una pizza.

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