De cervecena familiar a quinta de Europa
La historia de Mahou comenzó a finales del siglo XIX, cuando el francés Casimiro Mahou recaló en Madrid. Tras probar con diversos negocios, en 1890 puso en marcha una factoría de cervezas y hielo en la calle de Amaniel, lo que ahora es el archivo regional.Desde los Primeros años los productos Mahou alcanzaron un reconocido prestigio. Como testimonio gráfico de su vinculación a Madrid existe una tarjeta postal de 1907 en la que puede verse, delante de la estación de Atocha, carruajes con barriles de cerveza.
En 1962 se levantó la nueva fabrica del paseo Imperial, donde actualmente trabajan 1.370 empleados. De aquí salen todos los días más de cinco millones de litros de cerveza. Para lograrlo se necesita que centenares de camiones, con cebada y lúpulo españoles, suelten su carga en la fábrica.
En la industria se llevan a cabo todos los procesos de tueste, cocción, fermentación y embotellado necesarios. Gigantescos alambiques -algunos se pueden observar porque están expuestos al público tras un cristal que da a la calle- y bodegas descomunales son algunos de los elementos que guarda esta mole industrial. La fábrica no es contaminante. Tiene su propia estación depuradora de aguas, y por sus gigantescas chimeneas sólo se esparce al aire vapor de agua.
En 1992, Mahou levantó la fábrica de Alovera, para concentrar allí toda su producción. Según Juan Carlos Moreno, del comité de empresa, los incentivos fiscales de Castilla-La Mancha fueron fundamentales para la decisión. Mahou es actualmente empresa puntera de cervezas en España y la quinta de Europa. Sus líneas de producción son las más modernas del continente, las inversiones en mejoras tecnológicas son gigantescas. Mahou exporta sus productos a medio mundo. En Hong Kong o Japón se puede tomar esta cerveza.
Con su marcha dejará un enorme vacío en Madrid: 61.000 metros cuadrados de valioso terreno en el Pasillo Verde, que según el Plan General de 1982 son de terreno industrial. Y la Comunidad no los quiere recalificar para suelo residencial. Luis Eduardo Cortés, consejero de Urbanismo, comenta enfadado: "No pienso dar el visto bueno a su recalificación porque se marchan de fuera de la región".
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