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Alovera sorbe la espuma de Mahou

La primera cervecera española deja Madrid y traslada a sus 1.000 empleados a un pequeno pueblo de Guadalajara

Vicente González Olaya

La espuma de la cerveza Mahou ha regado de millones las tierras de Alovera, un pequeño municipio guadalajereño de 1.470 habitantes. Los propietarios de la fábrica, instalada en la capital desde 1890, quieren trasladarla a este pueblo antes del año 2001. Y es que Mahou cuenta desde hace tres años con una nueva factoría en Alovera -mucho más moderna y grande que la de Madrid- que quiere poner a pleno rendimiento cuanto antes. Por eso, casi mil familias procedentes del Paseo Imperial tendrán que marchar poco a poco a Alovera para ocupar las nuevas instalaciones. Necesitarán casas, colegios, supermercados, tiendas, farmacias, médicos... Alovera se prepara a recibirlos. Pero los trabajadores se resisten.Francisco Peramo, 44 años, 22 de ellos en Mahou, se llevó a su familia de excursión hace unos meses al pueblo donde trabajará. "Tras la visita, mi hija me lo dejó muy claro. Papá -me dijo- aquí no pienso vivir, me quedo en casa de los abuelos en Madrid".

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Alovera está pegada a la N-II, a unos ocho kilómetros de Guadalajara y a tres de Azuqueca, una población de unos 15.000 habitantes. Su término municipal está dominado por la campiña y la vega del Henares. En los últimos años ha recibido a varias empresas grandes en su polígono industrial, atraídas por el bajo valor del suelo y su cercanía (unos 20 kilómetros) a Alcalá de Henares (167.000 habitantes).

En Alovera no existen discotecas, ni grandes tiendas ni restaurantes de lujo. Sus instalaciones se reducen a un colegio público, guardería, polideportivo, consultorio, farmacia y biblioteca. "Lo que no está nada mal para un municipio como éste", dice Carmen Plaza, la alcaldesa, del PP. "Además", continúa la regidora, "estamos a 12 minutos de la Universidad de Alcalá y al mismo tiempo de la de Castilla La Mancha. El instituto está en Azuqueca"

En Alovera ahora misino no hay ni un solo chalé disponible en todo el término municipal, a pesar de que existen dos urbanizaciones. "Están todos ocupados, pero la ONCE va a construir 325 chalés por un precio. que oscilará entre los 12 y 15 millones de pesetas".

Y es que los trabajadores de las otras dos grandes industrias de la localidad, Uralita y Unipapel, en años anteriores acabaron con las casas disponibles. "También estuvieron aquí los de Colgate, pero la fábrica cerró en 1991 y nos dejó con 200 parados en el pueblo", asevera Plaza.

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Actualmente, en este municipio agrícola, industrial y de servicios hay unos 50 parados. "Hubo un tiempo, antes del cierre de Colgate, en que era imposible contratar a nadie del pueblo, porque todos tenían trabajo. Nos las veíamos para encontrar un barrendero, por ejemplo", rememora la alcaldesa.

El Ayuntamiento, que tiene un presupuesto 154 millones de pesetas, ha recibido en los últimos anos de Mahou -en concepto de licencias- 144 millones. "Para nosotros es muy importante su implantación aquí", reconoce la regidora.

Plaza, sin embargo, rechaza que los precios hayan aumentado notablemente desde que se hizo pública la intención de Mahou de trasladarse. "Un café sigue valiendo 100 pesetas y el menú en los bares va de 800 a 900", calcula.

Los trabajadores de la cervecera no lo ven igual. Juan Carlos Moreno, empleado de Mahou, recuerda quee cuando se empezó a hablar del traslado de la fábrica a Guadalajara, las promotoras y las cooperativas se lanzaron sobre los trabajadores. "Nos ofrecían en 1990 chalés de 300 metros a 12 millones. Ahora, cuando ya es inminente el traslado, los precios rondan de los 20 a25 millones".

Unos 40 trabajadores del Paseo Imperial trabajan desde hace meses en la factoría de Alovera. Jesús, uno de ellos, echa de menos casi todo: "No hay nada. Es un pueblo-pueblo, pequeño. Un pueblecito de Guadalajara que ha adecentado sus bares y establecimientos para recibir a los nuevos vecinos. Pero, de verdad, no hay nada". La alcaldesa disiente: "Estamos preparando para recibir a estos trabajadores. Ya tenemos experiencia en grandes complejos industriales".

Eusebio García, 59 años, 35 de ellos en la empresa como contador de camiones, no quiere cambiar su lugar de trabajo. "¿Se imagina trabajar todo el día juntos y luego vivir juntos en la misma urbanización? ¿Que de dónde has sacado ese coche? ¿Cómo es posible que tu mujer lleve abrigo de pieles y la mía no? Y cosas así. Sería horrible", dice.

Carlos García, de 49 años, tiene cuatro hijos y vive en Leganés (178.300 habitantes). Coge su coche a las 6. 10 de la mañana y llega al trabajo a las 7.00. Y se niega a marcharse a Alovera. "Pero ¿cómo voy a irme allí? No puedo pagar mil pesetas de gasolina diarias. Ninguno de mis hijos trabaja, y si a mi sueldo le rebajo ese dinero, no sé cómo podríamos sobrevivir. No, no quiero irme". La regidora le responde: "También contamos con una línea de autobuses a Azuqueca. Desde allí salen trenes de cercanías cada 20 minutos a Madrid".

Los empleados de Mahou mantienen desde principios de este mes una huelga de 12 horas diarias en días alternos. No piden aumento de sueldo -se consideran bastante bien pagados-, sino que el traslado se retrase y que la empresa pague su transporte desde el Paseo Imperial hasta Alovera. Temen además que, con el traslado de la fábrica, unos 500 trabajadores sean despedidos. La sede de Alovera está completamente robotizada. "Allí con poca gente funciona todo".Como aún no han conseguido lo que piden, los 40 trabajadores del paseo Imperial que ya trabajan en Guadalajara han alquilado su propio autobús. Pagan por su servicio seis millones al año, 12.000 pesetas por persona y mes, aunque estén de vacaciones.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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