El 90% de los madrileños acude a la sierra a cocinar, pero no a conocer la naturaleza
Madrileños en el campo. Un estudio de la Consejería de Medio Ambiente revela que el 90% de los visitantes de las 101 zonas recreativas naturales que existen en Madrid acude a estos lugares a cocinar "antes que a pasear por los alrededores para conocer la naturaleza". El informe señala que, los visitantes provocan daños medioambientales en las zonas a, las que acuden. El mpacto se nota más en riberas fluviales del suroeste, mientras que en la sierra los daños son más reducidos. El año pasado, 2,8 millones de personas estuvieron de excursión por lo menos un día en la Comunidad.
Sobre Madrid pende una espada de Damocles medioambiental. Hay casi cinco millones de habitantes para sólo 200.000 hectáreas arboladas. Este hecho provoca que los desperfectos en la naturaleza sean grandes: daños a los árboles y sus raíces, pérdida de la cubierta vegetal, empobrecimiento de la diversidad de las especies y compactación del suelo. También se han descubierto cambios en la composición química y orgánica de las tierras. El suelo ahora es más denso y con menos capacidad de porosidad, debido a su continuo pisoteo.Según el estudio, la Pedriza es el área preferida de los madrileños. Cada día recibe una media de 2.900 visitantes, 19 veces más que el resto de áreas naturales. Le siguen en afluencia de visitantes las dehesas de Cercedilla (763), el cerro del Perdón (708) y la chopera de Talamanca (447).
Los expertos también han realizado un perfil del visitante medio. Señalan que se trata de un varón de 31 a 40 años en la zona norte, mientras que en el suroeste es un hombre de 21 a 30 años. Los universitarios se inclinan por las áreas serranas, mientras que los que sólo cuentan con estudios primarios prefieren las dehesas del suroeste.
Por profesiones, los administrativos se llevan la palma en las dehesas, los parados y jubilados son mayoría en la campiña y los que ejercen profesiones liberales se van a la sierra.
La familia en el campo
El 61% de los domingueros acude con la familia y el 21% se hace acompañar de amigos. La mayoría se traslada hacia las zonas de recreo en su coche particular. Cuando llegan a su lugar de destino, el 90% se pone a cocinar o a jugar. La observación de la naturaleza no interesa ni al 10% de ellos. ¿Y cómo van pertrechados? En el suroeste, el 100% lleva nevera portátil y el 97% arrastra una silla. En la sierra, únicamente el 39% se echa una mochila a la espalda, y el número de nevera s se reduce a un 68%. En la campiña, según el estudio, nadie lleva morral, pero el 77% porta la famosa nevera.Cuando los madrileños llegan a las zonas de recreo, exigen. Y mucho. Los usuarios de El Pardo quieren aparcamientos. En la zona suroeste el 57% pide mesas fijas, algo lógico porque el 97% porta su propia silla. Los más sedentarios -a los que les gusta el suroeste- también reclaman más carreteras (el 97%). Sin embargo, sólo el 27% de los que prefieren las cercanías de los ríos exigen mejores vías de comunicación. Al visitante del suroeste le gustarían más bares en el campo (50%), frente al 14% que los quiere en la campiña. Los que menos exigen en sus visitas a las áreas recreativas -los de la sierra- son los únicos que por mayoría absoluta quieren guías en sus excursiones.
Un solo día
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La mayoría de los excursionistas sólo permanece un día en las áreas de recreo. Sólo en las zonas cercanas a los pantanos el 50% de los visitantes prefiere quedarse varias jornadas. El pantano de San Juan es el lugar preferido de los madrileños para hacer acampada. Los técnicos de la Comunidad de Madrid recomiendan una urgente reestructuración de este entorno natural.Se puede decir que los madrileños tienen querencia por determinadas zonas y acuden a ellas con relativa frecuencia. El 46%, a pesar de todos los inconvenientes y quejas, frecuenta el mismo lugar por lo menos tres veces al año. Un 28% lo hace hasta seis.
Según los autores del informe, el Centro de Investigación de Espacios Naturales y Protegidos Fernando González Bernáldez, los madrileños no requieren lugares de alto valor ecológico o excelente estado de conservación. Por el contrario, buscan lugares frescos y verdes, con sombra y posibilidad de baño. "Por todo ello", señalan, "resulta incoherente ofrecer como primera alternativa los enclaves de mayor valor de la Comunidad para el desarrollo de cualquier tipo de actividad".
Añaden que en vez de mandar a los ciudadanos en masa a la Pedriza, clasificada legalmente como reserva natural, lo mejor sería ofrecer lugares alternativos como sotos y choperas restaurados, lagunas procedentes de graveras rehabilitadas, o incluso parques seminaturales, creados específicamente para el recreo de los ciudadanos.
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