Propietarios a precio de proletarios
Saldar una deuda histórica con quienes contribuyeron con su trabajo al desarrollo de la ciudad mientras ellos malvivían. Así explican los artífices vecinales e institucionales de la remodelación el porqué de las ventajosas condiciones económicas en que fueron realojadas las 38.540 familias. Condiciones que no han vuelto a repetirse en la vivienda social madrileña.A los dueños de los suelos se les indemnizó con cantidades que iban del medio millón al millón de pesetas. Si residían tenían derecho también al realojamiento. A los inquilinos también se les dió una bonificación.
Existía la posibilidad de recibir una subvención de hasta el 30% sobre el precio total de la vivienda (valorada en unos 3,5 millones de pesetas) según la situación de cada familia.
Luego, el precio del piso se descompone en un 5% de aportación inicial salvo casos de especial necesidad que lo pagan a plazos; un 20% de préstamo al 5% de interés anual y un 75% de anticipo sin interés. El préstamo y el anticipo se amortizan a 35 años o a 50 en el caso de viudas y jubilados. Las cuotas de amortización crecen un 4% anual. Pero esta cesión en régimen de compraventa de un parque de viviendas públicas es y ha sido objeto de controversia. Para Santiago de la Fuente "hubiera sido mejor el alquiler porque siempre se recuperarían viviendas para otros madrileños también necesitados, o, al menos, hubiera estado bien revisar las condiciones del pago de la amortización con los años porque las circunstancias familiares cambian", explica.
Félix López Rey cree que, en aquellos momentos, el régimen de alquiler no hubiera sido aceptado por los vecinos. "Sentíamos que la administración iba a por nosotros, que nos amenazaba con privarnos de lo único que teníamos, la chabola, así que peleamos por las mejores condiciones económicas y como el gobierno era débil las conseguimos", asegura.
"No hay que olvidar que muchos eran modestos propietarios de casuchas cuyo deseo era que un constructor les comprase el terreno rural que ocupaban para edificar y cederles un piso a cambio y los planes urbanísticos cercenaban ese sueño", apostilla López-Rey.
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