Madrid es una terraza y con jabugo se bebe fino
Si le aprieta el calor, siga leyendo algo sabio de Vida y hechos de Estebanillo González, rememorado ahora por el boletín gastronómico Cofradía del Ciento. "El hombre que ha de hacer una buena ensalada ha de ser justo, liberal y miserable: justo en el vinagre, liberal en el aceite y miserable en la sal". Y si padece vagancia, hay solución en Madrid: en el restaurante Bruselas, en este trance terraza, porque, sin duda, es la denominación de origen de las terrazas en este Madrid del terracismo irredento. Lius García se afanaba desde hace años, y este verano ha alcanzado la gloria para sus clientes, en la avenida de Bruselas, 53: tecnología refrescante, comodidad medio celestial, seguridad si el bochorno se hace tormenta repentina... Una maravilla al margen del ruido: dos espacios / restaurantes dibujados con plantas y setos de dos metros de altura. Y no sombrilla, sino toldo a modo de túnel, y correderas de cristal para templar el ambiente al gusto; iluminación alógena que evita el calor y encariña manos enamoradas; sillas tapizadas de azul y mantelería rosa. Cien personas pueden vivir su vida con holgura y un aparcacoches que sabe sonreír y armaduras y columnas de hierro lacado en blanco. ¿Y quién da más por 4.000 pesetas, y Luis, y 22 empleados profesionales que sirven gazpacho, vichesoisse, carne de vaca gallega de ley ... ? Madrid es una terraza, y en Bruselas se veranea.Y en el restaurante Las Cuatro Estaciones, de Madrid, anteayer se reunieron un centenar de privilegiados para que su alma, Miguel Arias, les recordara sus 15 años de existencia con platos de cada época: ¡qué callos¡, y qué tarta fina de manzana por no alargar. La revisión de todas las cocinas vigentes será una guerra dulce, pero guerra. Esto también lo piensan las gentes del vino: hablamos ahora de "las 12 familias ilustres del vino del mundo", a la que pertenecen dos españolas Miguel Torre, SA, y Vega Sicilia; celebraron su reunión anual en las viñas alemanas de Egon Muller, en SaarMossel, degustaron vinos y comprobaron el éxito de los pasaportes de las familias del vino; quien lo desee, que lo pida y se convierta en persona invitada para almorzar, con un familiar, en una de sus bodegas.
Y ahora, ¡ojo!: según una cata realizada en Bodegas Osborne por 22 enólogos de los más empericotados de 20 países diferentes del mundo, el jamón de cerdo ibérico puro de bellota fue declarado el mejor del. planeta. Se sabía, ¿no? Pero lo que no se había hecho es una cata por la Academia Internacional de Gastronomía de este jamón casi dulce y luminoso (jamás salado, por favor) para saber qué vino es el más digno, acorde y bondadoso con ese jamón. Resultado: el Fino Quinta de Osborne es el ideal para comer jamón.
Y en Madrid, ayer, se hizo otra exhibición: Fino Quinta y jamón cortado por Miguel González, el cortador rey, que ya ha cortado 35.000 jamones. ¡Estilo!
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