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Aznar expresa su deseo de que la "triste página" de los GAL "acabe cuanto antes"

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, José María Aznar, manifestó ayer su deseo de que el caso GAL "acabe cuanto antes". En su primera entrevista en TVE como presidente del Ejecutivo, Aznar pidió tiempo para poder llevar adelante los planes de su Gabinete. Aseguró que este primer mes lo ha dedicado a hacer un balance de la situación y que se veía obligado a corregir sus planes a la baja. Se refirió al crecimiento económico previsto para 1996, estimado por el Gobierno anterior en un 3,5% y reducido ahora al 2,5%. Anunció un plan económico de choque en el próximo Consejo de Ministros, que no concretó.

José María Aznar, en la entrevista realizada por el jefe de informativos de TVE, Ernesto Sáenz de Buruaga, no adelantó especiales novedades. Trató de diferenciar su imagen frente al estereotipo existente de Felipe González, de líder insustituible de su partido y encerrado en La Moncloa. Aznar se presentó como un hombre sencillo -"No me creo imprescindible. Me limito a cumplir una tarea al servicio de los demás"-, que no ha alterado su vida de manera sustancial- "El domingo por la mañana salí a dar un paseo por la calle. Como en los restaurantes con los amigos"- y amante de la familia -"Creo en la familia. Hemos pintado la casa y llevado los muebles a La Moncloa para sentirnos como en casa"-.Aprovechó su comparecencia para defenderse de las críticas de indecisión durante su primer mes de Gobierno con el argumento de que está haciéndose cargo de una "realidad no fácil". Se amparó en la reducción en un punto de las previsiones de crecimiento y en la caída de las expectativas de empleo. Se refirió, en este mismo capítulo defensivo, al déficit de la Seguridad Social, que fijó en 86.000 millones frente a las primeras previsiones de su ministro de Trabajo, Javier Arenas, de medio billón, o los 2.000 millones declarados por el PSOE.

Trató de convencer a los telespectadores, con machacona insistencia, en que el recorte de 200.000 millones del gasto público no afectará a las prestaciones sociales ni a las pensiones. Con ello intentó cumplir una de sus obsesiones: enganchar con los pensionistas, a los que tiene por un público más adicto a Felipe González que a él. Garantizó el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones como objetivo básico de su Gobierno.

Habló de un plan de choque económico del Gobierno, que no concretó, aunque sí lo hizo con el ya anunciado plan de reducción de las listas de espera que prepara el ministro de Sanidad, José Manuel Romay Beccaría. Las 21.000 personas que esperan a ser operadas en el Insalud, pasarán por el quirófano antes del 31 de diciembre, se comprometió.

Trató de transmitir serenidad en los temas de Estado y en las relaciones con sus opositores. Así, mantuvo la tesis de un modélico traspaso de poderes y sostuvo que su Gobierno no va a pedir que se investigue al anterior Ejecutivo por el caso GAL. Reivindicó el respeto a los tribunales y expresó su deseo de que se acabe cuanto antes "esta triste y rechazable página de la historia española", aunque aclaró que no avalará una ley de punto final. "Ni se me ha pasado por la cabeza".

Mantuvo la misma actitud al justificar el compás de espera que se ha tomado su Gobierno para decidir sobre la petición de los jueces sobre los papeles del Cesid sobre los GAL. Respeto a la legalidad y rigor fue su respuesta. "Bastamos a la espera de los informes solicitados".

En el capítulo de logros, destacó los gestos de su Gobierno en el estrechamiento de la cooperación antiterrorista con Francia, aunque se cuidó de caer en el triunfalismo al decir que la lucha contra ETA "va a ser difícil, dura y complicada". Anunció medidas en la lucha entra el entorno de ETA, pero aclaró que no tiene prevista la legalización de HB.

También resaltó la estabilidad de los pactos logrados con los nacionalistas, que calificó como "razonables", en la dirección de la modernización de la economía y consolidación del estado de las autonomías.

Mantuvo su compromiso de suprimir el servicio militar y apuntó el horizonte de unos seis años para conseguir que las Fuerzas Armadas sean profesionales.

Suavizó su posición ante Cuba y expresó su compromiso de defender los intereses españoles en la isla así como de mantener la ayuda humanitaria.

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