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Entrevista:

"Chile no quiere inversiones especulativas"

Héctor Casanueva, asesor político del Ministerio de Hacienda de Chile y miembro de la comisión negociadora del Acuerdo Unión Europea-Chile, visita España, entre otras cosas, para establecer contacto con los responsables de las relaciones con América Latina del nuevo Gobierno popular. "Nos liga una antigua amistad con el portavoz del Grupo Popular en el Parlamento, Luis de Grandes, y esperamos tener alguna conversación con las nuevas autoridades relacionadas directamente con la cooperación con lberoamérica", señala Casanueva, quien confiesa alegrarse por el nombramiento de Abel Matutes como ministro de Asuntos Exteriores. "Fue una persona que impulsó y apoyó la cooperación europea con Chile y su recuperación democrática".Pregunta. ¿Cómo definiría las relaciones económicas entre Chile y la Unión Europea?

Respuesta. Son óptimas. El nuevo tratado de cooperación con la UE, que se firmará en Florencia el próximo 22 de junio, representa un salto cualitativo en esta relación. Este nuevo acuerdo marco bilateral contiene elementos muy importantes y novedosos, como, por ejemplo, la incorporación del diálogo comercial entre Chile y la Unión destinado a preparar una futura liberalización recíproca de los intercambios comerciales. También incluye una estrecha cooperación en materia de inversiones, en cuestiones de propiedad industrial e intelectual, en cooperación industrial y empresarial...Y se incorpora también un diálogo político al más alto nivel.

Es un acuerdo muy importante por la proyección que tiene en la región. Porque si bien es cierto que se trata de un acuerdo bilateral entre Chile y la UE, y que es posible seguir avanzando con cierta rapidez en estos temas, no hay que olvidar que la UE tiene también un acuerdo con Mercosur. Y, además, Chile está negociando con Mercosur una asociación de carácter comercial y una zona de libre comercio.

P. Y dentro de las relaciones con la UE, ¿en qué situación se encuentran los intercambios con España?

R. Las relaciones con España son también óptimas desde el punto de vista político, son muy buenas desde el punto de vista comercial y buenas desde el punto de vista de las inversiones.

El comercio global chileno con la UE es del orden de 7.500 millones de dólares, y las inversiones europeas materializadas en Chile ascienden a unos 3.000 millones de dólares. Para Chile, estas cifras son muy importantes, puesto que su producto interior bruto es de 55.000 millones de dólares. Así que la relación con la Unión representa un porcentaje significativo de su PIB. Lo mismo pasa con inversión.

En este aspecto, la relación con España es amplia: tenemos un volumen de comercio de 800 millones de dólares, más del 10% del comercio total con la UE, de los que España exporta a Chile 450 millones y Chile exporta a España 320 millones. Por otra parte, las inversiones españolas son del orden de los 1.000 millones de dólares en inversión autorizada y 800 millones ya materializados. España viene a ser el tercer inversor comunitario en Chile.

Y en materia de cooperación al desarrollo, España siempre ha sido muy importante para Chile. Lo fue antes del inicio de los Gobiernos democráticos, mediante el apoyo brindado a la sociedad civil, y lo es hoy con los acuerdos de Gobierno a Gobierno en cooperación no sólo en materia social, sino también en materia cultural, industrial, empresarial, etcétera.

P. Chile, junto con Colombia, han sido los países suramericanos que no se han visto afectados por la crisis desencadenada por el efecto tequila.

R. Es cierto. Y ello obedece a tres factores: la existencia de una credibilidad internacional del país gracias a su estabilidad y al equilibrio de su proceso económico, el establecimiento de unos rangos de riesgo internacional positivos (Chile está clasificado en categoría A por las tres mayores calificadoras de riesgo, y a los límites impuestos al ingreso masivo del llamado capital golondrina -inversiones especulativas a corto plazo-). Chile no quiere inversiones especulativas.

P. ¿Qué medidas han tomado para evitar los riesgos que produce ese capital volátil?

R. En Chile hay una total libertad en cuanto a la entrada de capitales y una total libertad en cuanto a la repatriación de beneficios, pero existe una disposición que fija el periodo de un año para la entrada de capitales y para que estos capitales puedan ser retirados.

P. Ustedes han conseguido reducir la deuda externa a 22.500 millones de dólares.

R. Exactamente. También aquí hay algunas razones de política. Por una parte, se va reduciendo considerablemente la deuda pública, porque Chile ha efectuado hace unos pocos meses un prepago de 1.300 millones de dólares. Por otra parte, Chile hace cada vez menos uso de los créditos internacionales, puesto que el nivel de ahorro interno es del 27,6% -una cifra muy importante, aunque queremos llegar al 30% en pocos años-, y eso permite que la inversión se esté financiando con recursos internos, más que con recursos externos.

P. ¿Cómo ve usted la evolución del sistema privado de pensiones?

R. Hay que reconocer que fue un sistema implantado durante la época militar, pero una vez que asumió el poder el Gobierno democrático se hicieron algunos ajustes que fueron prácticamente probados por unanimidad en el parlamento, incluidas las fuerzas e derecha. En Chile está funcionando muy bien, y eso explica el alto nivel de ahorro e inversión que tiene el país.

Hay que tener en cuenta que hoy día el sistema privado de pensiones acumula unos activos de casi 27.000 millones de dólares, lo que viene a ser el 50% del PIB, y en torno al 65% de los trabajadores chilenos están afiliados al sistema. Un indicador importante es que éstos han visto crecer sus remuneraciones en un promedio del 7% anual, en términos reales durante los últimos 10 años y, por supuesto, las pensiones que están recibiendo son bastante más elevadas en promedio que las pensiones del sistema antiguo. La rentabilidad del sistema, y eso también es importante, ha sido siempre más elevada que la prevista. Cuando se inició, hace 15 años, la rentabilidad anual prevista era del orden del 4%. Sin embargo, la rentabilidad promedio en este mismo periodo ha sido del 12%.

Yo sé que en España hay una polémica sobre esto y que se habla incluso del sistema chileno. Pero tengo claro que en ninguna parte del mundo es sostenible un sistema social de pura acumulación y que es necesario para la seguridad social y las pensiones establecer un sistema de capitalización.

P. ¿Cuáles serán las líneas maestras de la política chilena de privatizaciones?

R. Hay una definición de principio respecto a las privatizaciones. Y es que siempre se van a ir tratando caso por caso. No hay una política ni un dogmatismo en un sentido o en otro. Con un criterio muy objetivo, en aquellos sectores en los que el Estado no esté en condiciones de asegurar una inversión adecuada, una rentabilidad adecuada y un buen servicio a la población, puesto que éste es el objetivo de todas estas empresas, entonces estaremos dispuestos a la apertura al capital privado, como de hecho se ha ido haciendo.

En materia de ferrocarriles estamos abiertos a recibir también todas las ofertas de empresas del extranjero. De hecho, la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) será privatizada este mes. Aquí ha habido una política activa del Estado para invitar al sector privado internacional a participar en la licitación; lo mismo ocurre con la privatización de la hidroeléctrica Colbun, mediante la venta de un 30% de su capital.

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