La defensa del parricida de El Álamo le considera un trastornado
Manuel Muñoz Sánchez, de 36 años, quien el pasado jueves mató a su esposa y a su hijo de tres años en la localidad de El Álamo (3.100 habitantes), confesó ayer su culpa ante la juez de Navalcarnero. Según su abogado defensor, el crimen se debió a un trastorno mental. "No hay otra explicación. El hombre llevaba tiempo tomando medicamentos", aclaró a este periódico el letrado Juan Carlos Izquierdo, quien sostuvo que, en consecuencia, su defendido no era responsable de sus actos. La juez ordenó el ingreso en prisión de Muñoz.Más allá del capítulo judicial, el doble crimen se cobró otra víctima: el suegro de Muñoz falleció la noche del domingo de un ataque cardiaco. La muerte de su hija y su nieto pudo más que su corazón. Su cuerpo fue enterrado ayer en Casarrubios (Toledo), donde reposan las dos víctimas del parricidio.
El doble crimen ocurrió la tarde del jueves. Manuel Muñoz, un fontanero sin antecedentes, mató a su hijo de tres años a cuchilladas y a su esposa con una botella de champaña, según fuentes de la investigación. Luego fregó el suelo y ocultó el cadáver del niño en el cuarto de baño y el de la mujer debajo de la cama de matrimonio -en un principio también lo enrolló en una alfombra-. Su otra hija, de ocho años, no sufrió daño alguno. Los hechos no salieron a la luz hasta que, agotada la noche, Muñoz se dirigió, cogido de la mano de su niña, a la vivienda de su hermana. Allí, bajo la luz del alba, le entregó las llaves de su casa y confesó haber matado a su esposa. Nada dijo de su hijo. "Fue algo demoniaco", comentó un investigador.
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