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Peres defiende el proceso de paz ante un Netanyahu obsesionado por la seguridad

El veterano primer ministro laborista israelí, Simón Peres, y su más contrincante derechista, Benjamín Netanyahu, libraron noche ante las cámaras de televisión la batalla más importante de la campaña electoral. El primero insistió en la urgencia de continuar el proceso de paz impulsado por Isaac Rabin y el segundo dramatizó la inseguridad en Israel por los atentados suicidas. La impresión tras el debate se resumía en: ventaja para Peres por la serenidad y profundidad de sus argumentos y su visión de futuro, aunque Netanyahu marcó puntos por su telegenia y su agresividad al plantear las cuestiones que más angustian a los israelíes: la seguridad y la conservación de Jerusalén y el Golán.

"Isaac Rabin", dijo Peres, "fue asesinado ante mis ojos. De no haber ocurrido esto, él estaría ahora sentado en mi lugar. El mensajero fue asesinado, pero no el mensaje. El mensaje consiste en crear un paz real, una seguridad real y una prosperidad económica. Hago un llamamiento a todos los votantes, a los hombres y mujeres, a no dejar que este mensaje sea eliminado".Netanyahu, líder del conservador Likud, dijo que Peres y su Gobierno, en su búsqueda de un acuerdo con los palestinos y los árabes, han bajado la guardia frente al terrorismo y han puesto en peligro la seguridad de Israel. "Señor Peres", dijo, "usted ha colocado nuestra seguridad en su nivel más bajo. La seguridad de nuestros niños está en las manos de Arafat". Peres contraatacó con tacto y dijo que el Likud, al afirmar que nadie se siente seguro cuando toma un autobús, "está tratando de meter miedo a los israelíes".

El debate, único de la campaña, fue el más afanoso y espectacular empeño de ambos por conquistar el apoyo de un 15% del electorado aún indeciso. Los sondeos anteriores al debate daban una ventaja a Peres de entre cuatro y siete puntos a tan sólo tres días de una elecciones cruciales para el futuro de Oriente Próximo. Cerca de cuatro millones de electores deben depositar dos papeletas: una para elegir al primer ministro y la otra para decidir la suerte de 21 partidos que aspiran a conseguir escaños en la decimocuarta legislatura.

Peres, el experimentado laborista de 73 años, defendió con gran serenidad su política de "paz por territorios" que, recordó, era la de Rabin. Citó como fruto de la política de reconciliación el hecho de que ensus recientes viajes por países árabes escuchó las notas del himno nacional israelí. "Eso", dijo, "es progreso hacia la paz

Moderada por el periodista Dan Margalit, el director del popular programa Popolitika, la discusión, siempre a instancias de Netanyahu, retornó una y otra vez al espinoso campo de la seguridad de los israelíes y en las fórmulas para evitar una repetición de la cadena de atentados de terroristas islámicos que segaron la vida a 59 personas en febrero y marzo pasados.

El porvenir de Jerusalén, que tiene que ser decidido en los próximos tres años de conversaciones finales con los palestinos, ocupó también buena parte del programa. Peres negó las acusaciones de Netanyahu de que ha alcanzado un acuerdo secreto con Arafat para compartir la Ciudad Santa. "No permitiré", dijo en por lo menos cuatro ocasiones, "que Jerusalén sea dividida".

Netanyahu, que se define como el más firme abanderado de la causa de una Jerusalén "unida, eterna e indivisible" en manos judías, replicó con tono sardónico y crispado: "Señor Peres, no importa lo que usted nos diga aquí esta noche. Sobre el terreno, usted ya está dividiendo Jerusalén".

Sólo hubo una pregunta personal por candidato. Cuando a Peres se le preguntó si no creía que su avanzada edad le perjudicaba, respondió: "La edad contaría si estuviéramos ante la elección de un modelo masculino, no de un primer ministro. Mi salud es perfecta, mi capacidad de trabajo, excelente, mi mente, joven. Conozco a gente más joven que yo con pensamientos más viejos". A Netanyahu se le preguntó si la relación extramatrimonial, que en 1993 sacudió su tercer matrimonio y estuvo a punto de sepultar sus ambiciones políticas dada la condena del adulterio por el influyente sector religioso, no reflejaba acaso una falta de juicio y madurez. Respondió: "Tomé decisiones desde muy joven como oficial luchando detrás de las líneas enemigas, decisiones de vida y muerte. En relación con ese asunto, expresé mi profundo pesar. Me hirió, hirió a mi mujer e hirió a mi familia. Fue un error".

El debate, seguido por el 75% de la población de 5,6 millones de israelíes -récord de audiencia- fue un sustituto de los grandes mítines tradicionales de fin de campana, cancelados este año por razones económicas y de seguridad. Y también fue todo menos espontáneo. Peres y Netanyahu, que habían dedicado los dos días anteriores a entrenarse con sus asesores, grabaron el programa a las once de la mañana y fue emitido a los ocho y media de la noche.

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