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Comidas al buzón

Un alcalde leonés del PP envía a los vecinos las cuentas de gastos de representación de su predecesor

Los cerca de 23.000 habitantes del pueblo leonés de San Andrés del Rabanedo, en las inmediaciones de la capital, viven desde hace días una inusitada convulsión por la lucha en la que se han enfrascado el actual alcalde, Manuel González (del PP), y su predecesor, Miguel Martínez (del PSOE), hoy concejal en la oposición diputado provincial. El primero acusó al edil socialista de glotón y despilfarrador, o lo que es peor, de gastarse en cuatro años 21 millones en comilonas a costa de las arcas de un municipio obrero con 3.500 parados. Tal afirmación no podía quedarse sin respuesta y Martínez decidió encerrarse hace dos semanas en el salón de plenos del Ayuntamiento hasta que tuviera una satisfacción por escrito con la que rebatir a su deslenguado sucesor. Durante 10 días, el ex alcalde pidió insistentemente las facturas que reflejaran tal derroche, seguro de su honradez y buen hacer. En este tiempo, los concejales del PP y sus funcionarios afines manejaron a escasos metros del encerrado 30.000 folios de información, incluidos 14.000 mandamientos de pago y 1.000 decretos. Al final la cosa quedó matizada: los 21,5 millones de pesetas de gastos en dietas y comidas corresponden a todo el anterior equipo de gobierno, y no sólo al ex alcalde.Con esa explicación, el concejal encerrado, de 44 años, ex delegado de ventas de una multinacional, creyó lavado su honor y abandonó el encierro el pasado viernes, con barba de dos días y 10 kilos menos, pero con las facturas en la mano. Salió de la casa consistorial entre vítores de sus seguidores y amenazando con acudir a los tribunales.

Pero el actual alcalde sigue en guerra. Él insiste en que la cuentas no están claras y, además, asegura que la deuda global del Ayuntamiento es de 5.000 millones de pesetas, cuando el presupuesto anual es de unos 1.500. Pero en el intento de decantar a su favor la opinión de sus vecinos ha optado por una decisión original: las 8.000 familias de la localidad han recibido en sus buzones una carta del alcalde juntoa una detallada documentación con los gastos de su predecesor.

En los informes y extractos de tales gastos figuran los centenares de miles de pesetas gastados en bollos y dulces. Tampoco se han ocultado las 70.000 pesetas invertidas en 16 litros de orujo.

Semejantes datos no sólo no han apaciguado al vecindarío, sino que la población, perpleja, está más dividida, que nunca. Mientras Violeta Álvarez, una funcionaria de 27 años, apoya incondicionalmente al alcalde, Ermelita Peláez, un ama de casa de 40, con tres hijos a su cargo, comenta: "Si es así, es un derroche, y cualquier ayuntamiento pequeño iría a la quiebra, pero no sé si será verdad o mentira". "Son las cuentas del Gran Capitán", apunta un partidario del anterior alcalde.

Rosa R., una jubilada de 70 años del barrio de Pinilla, opina con cierta indignación que son "gastos exagerados" . "No se puede gastar tanto en tan poco tiempo". La mujer reconoce que su economía doméstica se pierde en cifras de cuatro ceros. Un anciano, que prefiere guardar su nombre en el anonimato, estima que se trata de un "pleito personal".

Ana, de 27 años, soltera, en paro, que declara ser votante de Izquierda Unida, considera que "todo es un bulo". "Me parece una pérdida de tiempo y de dinero meter tanto papeleo en los buzones. Hay que ir a los hechos".

El actual alcalde de San Andrés del Rabanedo, de 53 años, técnico de telecomunicaciones, ocupó el sillón municipal en dos ocasiones anteriores entre 1983 y 1991. La primera, en representación del partido comunista y la segunda, como independiente. "El encierro [del anterior alcalde] ha sido un montaje para ocultar la realidad, y la realidad es que tenemos que pagar 5.000 millones de deudas. Lo de las comidas es una anécdota. Es una falta de ética, pero no una ilegalidad", afirma.

Manuel González amenaza, además, con difundir los resultados de una auditoría en la que el Ayuntamiento se gastará unos 20 millones de pesetas. Los buzones esperan.

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