Pasear, alto riesgo
Sin duda, uno de los deportes más peligrosos que pueden practicar los madrileños es pasear. Pues, dejando a un lado los problemas que podemos encontrar los paseantes con los coches, los ruidos, el agua de las macetas, pasear es muy peligroso.Pero si, a pesar de la advertencia, a usted le gusta el riesgo, la aventura y se decide a practicar esta actividad, al menos debería adoptar una serie de precauciones: comprarse el equipo apropiado, hacerse un buen seguro y, eso sí, antes de salir, defina a dónde mirará.
Saber dónde va a fijar la mirada es importante. Pues, dependiendo de dónde fije la mirada, tendrá que ir dando brinquitos para poder sortear las cacas de perro, desperdicios, botellas, papeles. Que, por el contrario, a usted no le preocupa volver a casa lleno de cacas, mojado, y que lo que le gusta es mirar al frente, ver edificios, contemplar anuncios... pongase las botas y a pasear.
Eso sí, contemplará la incapacidad del Ayuntamiento y la dejadez del Colegio de Arquitectos para que se respeten los aspectos más elementales de la estética. Observará el destrozo realizado por el aluminio y el hierro en la mayor parte de las fachadas de los edificios de Madrid. Comprobará que doña Ana ha cerrado su terraza con aluminio blanco de tres hojas; don Andrés la ha cerrado con hierro -es más barato- y, eso sí, sólo dos hojas; doña Petra sólo cerró la mitad de la terraza, así puede llenar de trastos la otra mitad y poner un geranio. Y, por fin, don Anselmo. Don Anselmo ha decidido poner una reja de hierro y cerrar la terracita con madera al estilo inglés; él es así de fino.
Y es que mirar de frente es peligroso psicológicamente, ya se lo había dicho, y además de llegar a casa con las botas o las zapatillas sucias -puede que del perro del señor alcalde-, puede empezar a preguntarse por la utilidad de nuestros legisladores y sus boletines, la existencia de leyes, la responsabilidad de los arquitectos y sus proyectos, los acuerdos de los vecinos...
Como ven, practicar él paseo no es tan fácil, y requiere grandes dosis de paciencia, tolerancia y comprensión. Por cierto, si es posible, que no se entere el señor alcalde, o lo solucionará como ha hecho con otros temas: "Prohibido pasear".-
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