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La EMT busca una forma imaginativa para aumentar los autobuses-anuncio

Antonio Jiménez Barca

Los tres autobuses que recorrían la ciudad convertidos en anuncios rodantes han sido retirados, pero "en la cartera" de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) hay planes para extender la experiencia a otros 10. Su gerente, Tomás Burgaleta, se dispone a echarle imaginación al asunto: "En Alemania hay autobuses completamente pintados como un hipopótamo para anunciar el zoo. ¿Por qué no aquí?".

Los tres autobuses-anuncio que han recorrido completamente pintados de publicidad las calles de Madrid, dos de los chocolates Kitt-katt y uno de los almacenes Simago, han vuelto a las cocheras. El último, a finales del mes pasado. Pero el gerente de la EMT piensa ya en poner en circulación al menos otro 10, si es posible, "con más estética". Todavía sin fecha, el proyecto ya está en cartera"."Lo de estos tres autobuses ha sido una experiencia y hemos sacado conclusiones", añade el gerente de la EMT, empresa que cuenta con casi 2.000 unidades. Una de las "conclusiones extraídas" es que no se pueden usar las ventanas. En estos tres vehículos, los cristales se cubrían con una trama especial que permitía a los viajeros, según Burgaleta, distinguir la calle, pero que a los viandantes, que sólo veían publicidad, les impedía comprobar si dentro del coche había gente o estaba vacío.

"Lo de las ventanas lo vamos a cambiar", explica Burgaleta. En esto coincide con el Club de Debates Urbanos, que envió una carta al Defensor del Pueblo y otra al gerente de la EMT el 23 de abril a fin de que retiraran este tipo de autobuses. Esta asociación, preocupada por el urbanismo y la estética general de la ciudad y cuya cabeza visible es el arquitecto Ricardo Aroca, estos vehículos atentan, entre otras cosas, "contra el derecho de los viandantes de gozar de una ciudad con un mínimo decoro" y "contra el derecho de los potenciales usuarios a observar el interior".

Burgaleta encuentra exagerada la crítica y afirma que la retirada de los autobuses no tiene nada que ver con la carta, aunque reconoce que la publicidad de Simago "no era muy acertada". No así la de los chocolates Kitt-katt, que al gerente de la EMT le gustaba: "Parecía una chocolatina rodante: los colores del anuncio coincidían con los de la EMT; pero, en fin, para eso probamos" . Con todo, Burgaleta está convencido de que hay que seguir ensayando para "mejorar la estética" de estos autobuses-anuncio. Añade el máximo responsable de la EMT que en Europa circulan unidades completamente pintadas, por ejemplo, con cuadros de un museo. "No es un sitio ideal para poner ahí anuncios de paquetes de tabaco", explica Burgaleta, "pero sí para llevar publicidad institucional y cultural. No es una operación crematística [aunque el gerente reconoce que se gana mucho más]. Lo que queremos es echarle imaginación a las cosas de la ciudad".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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