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Historias de un viaje inacabado

Antonio Jiménez Barca

La inauguración del Pasillo Verde Ferroviario, que se celebró ayer sin que los trabajos estuvieran terminados -sólo se pudieron recorrer dos tercios del trayecto que une por tren Príncipe Pío y Atocha-, resultó una colección de viajes particulares.Para la presidenta de RENFE -asociada del Ayuntamiento en un proyecto que ha costado 52.000 millones-, Mercé Sala, fue un viaje de despedida: todo apunta a que el nuevo Gobierno de Aznar la sustituirá.

Para el arquitecto director del plan, Manuel Ayllón, fue un viaje geométrico: su emocionante discurso final versó "sobre el orden y la geometría" o sobre la geometría del orden.

Para los periodistas, fue un viaje, aunque cómodo, corto: el tren se detuvo sin que pudieran ver lo que falta de la mayor operación urbanística jamás llevada a cabo en la ciudad.

Para los usuarios, es un viaje pospuesto, porque hasta finales de junio, fecha en que está previsto que todo esté terminado, no se podrán montar los 140.000 pasajeros diarios que se calculan.

Para la oposición, fue un viaje apresurado. Chema de la Riva, concejal socialista, criticó la "precipitación" del acto.

Para los empleados de la limpieza de la estación Príncipe Pío, fue un viaje mojado: debieron achicar a escobazos el agua que cayó en el vestíbulo de la estación de Príncipe Pío minutos antes de la inauguración.

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Y para la gente, fue un viaje indescifrable: las inscripciones latinas que adornan los dos obeliscos de 30 metros (situados en la Glorieta de Pirámides y en el paseo de las Delicias) no gustaron mucho a los vecinos: "No se entiende nada; el latín está bien para la Puerta de Alcalá y Carolus III, no para ahora, hombre", decía una señora del Paseo de las Delicias.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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