El PSOE piensa que el discurso centrista de Aznar no se corresponde con sus hechos
Felipe González, secretario general del PSOE, reunió ayer a la Ejecutiva de su partido para empezar a perfilar su estrategia de oposición. La reunión de la dirección socialista estuvo dedicada, fundamentalmente, a juzgar el equipo y los primeros gestos del Gobierno encabezado por José María Aznar. "Un Gobierno, como corresponde, de derecha", según el PSOE. Los miembros de la dirección del PSOE no se recataron, en privado, en lanzar duras críticas contra el equipo que ha elegido Aznar para formar su primer Gabinete en privado contra "los primeros gestos" del Gobierno de Aznar. El discurso de centro pronunciado por el presidente del Gobierno en su investidura, piensan, nada tiene que ver con sus actuaciones.
Muy diferente fue el tono que adoptó Ciprià Ciscar, secretario de Organización, a la salida de la reunión de la Ejecutiva del que realmente los miembros de la dirección del PSOE utilizaron a lo largo de las casi cuatro horas que estuvieron reunidos. Como estaban en familia, no se privaron en calificar de "despropósito" las primeras declaraciones de la ministra de Justicia, Margarita Mariscal de Gante y algunas reflexiones de la titular de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre. "Estos primeros gestos responden a actitudes muy propias de la derecha", dijo Ciscar. Puertas adentro fueron más explícitos y consideraron intolerable que la titular de Justicia siga defendiendo al consejero Pascual Estevill, con serios problemas con la justicia, y que Esperanza Aguirre haya hecho algunas disquisiciones diferenciadoras entre los estudiantes de la enseñanza privada y los de la pública.La cazadora de los mítines
Felipe González, que acudió a la Ejecutiva sin corbata y con la cazadora habitual de los mítines, escuchó los comentarios jocosos de varios de sus compañeros sobre la deplorable impresión que a José María Aznar le ha causado la vivienda del Palacio de La Moncloa. Mal comienzo, consideraron algunos de ellos. Algunos comentaron que no parecía conveniente decir que las dependencias de Moncloa resultan desangeladas, por cuanto muchos ciudadanos pueden considerar insultante poner pegas a un palacio.
Las reservas y las críticas que en la intimidad hicieron los socialistas no llegarán todavía a la opinión pública hasta que no haya propuestas concretas sobre las que opinar.
De momento, están muy pendientes del recorte presupuestario que puede aprobar el Gobierno el próximo viernes y están vigilantes con los nombramientos para ver cómo y de dónde pueden reducir el número de altos cargos de la Administración. El líder socialista pidió a los suyos que estén, muy atentos a todo proyecto gubernamental que contravenga los postulados del PSOE, sobre todo en lo que se refiere al Estado de bienestar y a la política europea.
El ambiente fue bueno y sólo hubo alguna tensión cuando el vicesecretario general, Alfonso Guerra, preguntó el criterio por el cual todos los ex ministros y algunos altos cargos copaban las presidencias y las portavocías de las comisiones parlamentarias. El presidente del Grupo Socialista, Joaquín Almunia, respondió que si se suman todos los cargos directivos del grupo parlamentario, sus compañeros procedentes del Gobierno sólo ocupaban un tercio. Los ejecutivos consultados insistieron anoche en quitar hierro al asunto y aseguran que esta cuestión no consumió más de siete minutos. En estos cargos, a simple vista, sólo se aprecia la presencia de dos parlamentarios, entre 23, del llamado sector guerrista.
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