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Reportaje:

Partidos a golpe de talón

Los millonarios James Goldsmith y Mohamed al Fayed se dejan tentar por las urnas británicas

Primero fue Arthur Scargill, el viejo líder minero quien fundó su Partido Socialista Laborista para defender las esencias ideológicas de la izquierda amenazadas por el Nuevo Laborismo de Tony Blair. Más adelante el millonario James Goldsmith, eurodiputado y feroz adversario de la Unión Europea, anunció que su partido del Referéndum presentaría 600 candidatos en las próximas elecciones generales británicas. Ayer, dentro de este proceso de americanización de la política británica, se rumureó que otro míllonarío, Mohamed al Fayed, propietario de los archifamosos almacenes Harrods, estaba dispuesto a invertir 23 millones de libras (4.370 millones de pesetas) en un nuevo partido. El, sin embargo, lo ha desmentido.La política británica no es lo que era. Al menos no lo será a partir de ahora, si dos o tres nuevas fuerzas políticas se deciden finalmente a medirse con los partidos tradicionales en las próximas elecciones generales.

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El palacio de Westminster, un teatro de austero decorado donde la misma clase de actores viene interpretando el mismo guión generación tras generación, puede quedar alterado para siempre por esta nueva categoría de políticos.

La sombra de James Goldsmith y su Partido del Referéndun planea desde hace meses sobre el maltrecho partido Conservador. ¿A quién sino a los tories puede arrebatarle votos este enérgico millonario que plantea su campaña preguntándose quién Gobierna en el Reino Unido, la Comisión Europea o Downing Street? Goldsmith, que debe en parte su fortuna a su primer matrimonio con una rica heredera latinoamericana, vive a caballo entre París y Londres y es famoso también por su bella hija, Jamima Golsdmith, que se casó el año pasado con Imram Jan, principal adversario político de la primera ministra paquistaní, Benazir Buttho.

Pero si la amenaza de Goldsmith se cierne sobre la derecha, la de un eventual partido de Al Fayed, -quien ha pugnado durante años por obtener la nacionalidad británica-, se dejaría sentir sobre los laboristas. De hecho, el supuesto programa político es un calco del defendido por Tony Blair. Pro europeo, partidario de una reforma constitucional del país que incluya una Cámara de los Lores electa, una ley de Derechos civiles y una reducción del oropel de la monarquía al mínimo imprescindible.

Frente a la ofensiva de tanta riqueza al servicio de un puñado de escaños, queda por ver cómo reaccionará el tradicionalista pueblo británico.

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