El Partido del Congreso ve amenazado su dominio en las elecciones que comienzan hoy en India
"La mayor democracia del mundo" como sus políticos gustan de recordar continuamente, inicia hoy unas elecciones generales que finalizarán el próximo 30 de mayo y en las que el Partido del Congreso, que ha gobernado India desde su independencia en 1947, con sólo dos pequeñas ausencias de tres años 1977 y de dos en 1989, parece abocado a perder su hegemonía. El enorme despliegue de medios necesario para garantizar la consulta a los más de 590 millones votantes y el desarrollo pacífico de ésta es lo que ha llevado al Gobierno a dividir la consulta en cinco jornadas electorales.
Junto al Congreso, otras dos grandes formaciones políticas se disputan el futuro del segundo país más poblado del planeta: el Partido Bharatiya Janata (BJP) y el Frente Nacional-Frente Izquierdista. El BJP, un grupo nacionalista conservador que defiende la primacía de la religión hindú sobre las demás confesiones religiosas del país es, según las últimas encuestas, el que tiene mayores expectativas de voto. A pesar de ello, todos los pronósticos sugieren que para gobernar se necesitará un pacto, porque nadie obtendrá una mayoría suficiente.Aunque según las últimas encuestas, se llega a los comicios con un 20% de indecisos. Muchos analistas coinciden en que el Congreso tiene sus días contados. Los expertos destacan que el triunfo le viene dado al BJP no sólo por los errores cometidos por el Congreso sino principalmente por el resurgir de los valores religiosos. En un país fundado en la lucha por los principios del secularismo, el BJP ha encontrado a su mejor aliado en el hinduismo militante con que una buena parte de los hindúes -el 82% de los 930 millones de habitantes de India- está dispuesta a hacer frente al creciente integrismo islámico entre el 11% de la población.
El primer ministro y líder del Congreso, Narasimha Rao, centró sus últimos días de campaña en los Estados en que se votará hoy para advertir contra la "desintegración" de India en caso que su partido no gane las elecciones.
Rao acusa al BJP de incitar al odio religiosos y tratar de yugoslavizar la India. Pero Rao, que se ha demostrado un auténtico Maquiavelo en estos cinco años de Gobierno, tiene pocas posibilidades de lograr un acuerdo que le permita continuar al frente del Ejecutivo.
Hoy, el 2 y el 7 de mayo se vota en todo el país a excepción de Cachemira. En este Estado, el único de mayoría musulmana -sacudido por una insurrección separatista en la que han muerto más de 20.000 personas desde 1989-, se votará el 23 y el 30 de mayo.
Las castas bajas
De ideología centrista, el Congreso había perdido ya el apoyo de sus fuentes tradicionales de voto, los Estados de Bihar y Uttar Pradesh, los más pobres y los más poblados de India. El derribo de la mezquita de Ayodhya por hordas de fanáticos hindúes en 1992, que se saldó con una matanza de 3.000 personas, en su mayoría musulmanas, le restó también el apoyo de esta minoría de más de 100 millones de personas. Además, la aparición de, partidos regionalistas y la consolidación del Frente Nacional Frente Izquierdista también le quitó el respaldo de otros votantes tradicionales: las castas bajas hindúes.Pero hará falta esperar al 10 de mayo para saber el resultado de las elecciones. A partir de hoy las urnas utilizadas serán guardadas celosamente hasta el próximo día 8 en que serán abiertas y se iniciará el recuento de votos tanto para la Lok Sabha (Cámara baja nacional) como para las asambleas regionales de seis de los 25 Estados de la Unión India.
Para los 545 escaños de la Lok Sabha se presentan unos 16.000 candidatos y otros tantos para las asambleas regionales, lo que hace que en algunos Estados las papeletas se parezcan a un listín telefónico. Para facilitar el voto a casi 240 millones de analfabetos cada partido está representado por un símbolo.
Además, estas elecciones se celebran bajo la sombra de un escándalo de corrupción que ha afectado enormemente al Congreso y al BJP.Tanto es así que el principal partido de la oposición, que había previsto realizar una campaña en base a criticar la corrupción rampante del actual Gobierno -siete de sus miembros se vieron forzados a dimitir precisamente por este escándalo- tuvo que cambiar su estrategia al ser acusado su líder y alma del partido, Lal Krishna Advani. Éste presentó la dimisión como candidato a la jefatura del Gobierno y cedió el cargo a Atal Bihari Vajpayee hasta que se aclaren los hechos. .
''Habeis dado 50 años al Congreso. Dadnos cinco y no os decepcionaremos", ha clamado sin cesar Advani en estos días, tratando de convencer a los indecisos de que "es mentira" que el BJP sea un partido elitista de las castas altas hindúes.
Lo que nadie niega es que el BJP es el partido mejor organiza do y más disciplinado de India. Tiene 10 millones de militantes y una enorme cantidad de fondos que permiten a su plana mayor desplazarse en avionetas priva das para hacer campaña por un país en el que muchos votantes llegarán a las urnas a lomos de un camello, un buey, un elefante, en barco o tras largas horas a pie.
A pesar de los enormes desequilibrios que este gran país tiene, las elecciones se celebran en un momento de relativa bonanza. Económicamente, el panorama es bueno: el crecimiento fue del 6,2% en el año fiscal 1995/96, que finalizó el 1 de marzo pasado y la inflación se redujo en este pe riodo a menos de un 5%.
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