El presidente de las Cortes Españolas, en la sede del PP

La imagen del presidente de las Cortes, Federico Trillo, acudiendo a despachar con el candidato a la presidencia del Gobierno y líder de un partido -José María Aznar- para inmediatamenté anunciar que hoy no habrá reunión de la Mesa ni anuncio de la fecha del pleno de investidura resultó ayer, cuando menos, escasamente institucional.Aunque no se produjeron anuncios oficiales, la concatenación de los hechos y el anuncio por parte de fuentes parlamentarias de que Trillo aplazaba el anuncio de la sesión de investidura tras comunicarle Aznar que todavía no está en condiciones de afrontar la votación, configuran una imagen que trastoca formalmente lo que en buena lógica parlamentaria era esperable: que el candidato a la investidura acudiese al despacho del presidente de las Cortes españolas para comunicárselo.

Incluso, mucho más simplemente, una discreta llamada telefónica hubiese evitado la aparatosa presencia del coche oficial de Trillo con los vehículos de escolta aparcados en la puerta de Génova, 13, que llamó la atención de un numeroso grupo de informadores.

Las formas, en una democracia parlamentaria, son expresivas de sutilezas mucho más trascendentales que el mero ritual.