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La derrota del centro derecha en ltalia mina el liderazgo de Berlusconi y Fini

La semana pasada, el Polo de la Libertad tenía dos líderes, Silvio Berlusconi y Gianfranco Fini, en abierta competencia. Hoy, no tiene ninguno o, como mucho, arrastra el mismo liderazgo compartido pero muy deteriorado por el fracaso electoral, que no ha dejado títere con cabeza. Contra ambos han sido lanzadas peticiones de dimisión, aunque aisladas, porque la falta de recambio es el verdadero problema que tiene que afrontar este centro derecha que ha perdido la fuerza propulsora. De ahí, el temor a que Berlusconi programe su retirada.

"Fini no está en discusión, pero sí está en discusión una oligarquía", dijo ayer Alessandra Mussolini, que encarna el malestlar de Alianza Nacional por la derrota. La nieta del duce protagonizó ayer una cargada reunión de la ejecutiva de AN, en la que tanteó la creación de "una oposición interna frente al actual grupo dirigente" y pidió la dimisión de Maurizio Gasparri, del fin de Fini y coordinador del partido. Un comunicado final en el que se decía que "la discusión, aunque acalorada, no podrá poner jamás en peligro la unidad del partido" no impidió que la Mussolini saliera de la reunión con aire enfurecido y respondiera "no tengo otra", a los periodistas que le preguntaban por su mala cara.Adolfo Urso, próximo a Fini, considera que "en los próximos meses podría comenzar la búsqueda de nuevos líderes" del Polo de la Libertad, "pero siempre dentro de Forza Italia, del partido que ha sido más votado por los electores. Me parece claro que Fini no puede ser el líder".

La dimisión de Berlusconi ha sido pedida, en cambio, abiertamente por Clemente Mastella, presidente del Centro Cristiano Democrático (CCD), miembro del Polo. Un fiel seguidor de Il cavaliere, el periodista Fabrizio Del Noce, diputado de Forza Italia en la anterior legislatura que no ha logrado ser reelegido ahora, ha dicho que Berlusconi "deberá asumir un papel distinto e incluso apearse del caballo, pero a su debido tiempo. Todavía Forza Italia le necesita. Sin él, se disgregaría".

En ese sentido, otros elementos de Forza Italia y de Alianza Nacional han expresado preocupación porque, en lugar de plantear la oposición dura que ha prometido, Berlusconi espere a que, dentro de este mismo año, le sean renovadas las concesiones de sus televisiones y abandone la política para volver a dedicarse a una empresa saneada y libre de presiones gubernamentales, según prometió Massimo d'Alema durante la campaña.

Los problemas judiciales hacen difícil, sin embargo, que el líder de Forza Italia pueda dejar el Parlamento a corto plazo. Pero se trata de un asunto con dos caras. Mientras prosiguen el juicio por corrupción de policías fiscales y el juicio preliminar por una presunta financiación ilegal al ex líder socialista Bettino Craxi, avanza como una seria amenaza la investigación sobre casos de corrupción de jueces en Roma. Berlusconi comparecerá el 6 de mayo como indagado en esta causa, por la que un conocido magistrado. romano se encuentra bajo arresto desde hace semanas.

La acumulación de procesos puede precipitar también la retirada de Berlusconi. Sobre todo, ahora que, tras el triunfo del centro izquierda, se desarrollarán sin las trabas que el Gobierno de centro derecha trató de poner a la magistratura. En ese caso, es seguro que Forza Italia se disolvería, y que Lamberto Dini tendría oportunidades de prosperar en su proyecto de atraer a los ex democristianos del Polo hacia la creación de un centro político que podría llegar a amenazar al Gobierno del Olivo, ya que Dini sueña con un centro alternativo a la izquierda, que deje fuera de juego a Alianza Nacional y Refundación Comunista.

Prueba de que en el Polo no se toma a broma la cuota de riesgo que esta hipótesis implica para su supervivencia es que los duros de Forza Italia, con el ex ministro de Exteriores Antonio Martino a la cabeza, proponían ayer la unificación inmediata de todos los componentes de la coalición en un solo partido. La idea gusta poco en AN y entre los democristianos, que, además, no tienen prisa. Están convencidos de que el Gobierno del Olivo agotará los cinco años de legislatura.

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