La apuesta por el cambio gradual

El Olivo, coalición de fuerzas ex democristianas y otras laicas como Los Verdes, sectores liberales o republicanos, con el Partido Democrático de la Izquierda (PDS), representa una línea de continuidad con el sistema político que entró en crisis tras el estallido de Tangentópolis, la cultura de la corrupción denunciada por los jueces. Se trata, sin embargo, de una línea reformista, orientada a un cambio gradual impulsado por los ex comunistas, los menos implicados en los males del sistema anterior, según los jueces.El lema que El Olivo y su líder, Romano Prodi, quieren llevar al Gobierno es depurar y reforzar el Estado existente, reorganizado según criterios federales, en lugar de desmontar sus estructuras con un criterio revolucionario como pretende el Polo de la Libertad. El objetivo de Prodi- y El Olivo es incrementar la eficacia de las estructuras públicas y sanear al mismo tiempo la enorme deuda del Estado.

El Olivo promete el mantenimiento de la escuela pública, ampliando incluso la escolarización obligatoria de los 14 a los 16 años, y el de la sanidad pública, aunque descentralizando su gestión con criterios federales. También se plantea la descentralización del fisco.

El Olivo no promete, en cambio, reducciones de la presión fiscal más que en la medida en que la lucha contra la evasión logre generar nuevos ingresos. La clave de su política de amortización de la deuda pública está en la reducción de los tipos de interés, que se espera lograr con la estabilización política.

El Olivo es partidario de que se flexibilicen los criterios de Maastricht, pero piensa que Italia no está en condiciones de pedir su modificación. Le importa más la política de empleo que la reforma del sistema político, tema sobre el que está dividido. Los ex democristianos quieren una cancillería de tipo alemán y los ex comunistas un semipresidencialismo de tipo francés. Para Prodi y El Olivo, éstos son temas a negociar con todos los partidos.