Los diputados españoles siguen siendo los peor retribuidos de Europa

El sueldo base para los diputados del Congreso que tiene la singular denominación de Asignación Constitucional es de 395.040 pesetas. Los 34 elegidos por Madrid reciben una "indemnización" por el ejercicio de la función de 100.376 pesetas, que para los 316 procedentes de otras circunscripciones se eleva a 220.829. Total: 495.416 pesetas brutas para los de la capital del Reino y 615.869 para los de fuera.

Estas cifras, de las que hay que restar el descuento por el IRPF -variable según las situaciones personales, pero que puede estimarse en torno al 30%- suelen provocar escándalos en la opinión pública, convenientemente animada desde foros periodísticos, cada vez que se plantea la posibilidad de incrementarlas.Posibilidad frustrada desde hace 13 años, ya que sus señorías han ajustado sus aumentos retributivos desde 1.983 al. mismo ritmo que los funcionarios.

La escasa estima que los sociólogos han detectado entre la ciudadanía por sus instituciones políticas, incluida la que encarna la soberanía nacional, unida a ciertas leyendas que les atribuyen secretos complementos inexistentes y la falta de voluntad política, coaccionada más de una vez por la demagogia del PP mientras estuvo en la oposición, han llevado al mantenimiento de unas retribuciones que la mayoría de los diputados consideran insuficientes.

Desde el grupo socialista se estima que un diputado de fuera de Madrid gasta cerca de las 15.000 pesetas diarias en alojamiento y manutención.

Federico Trillo, apenas tres horas después de ser elegido presidente del Congreso, el pasado 27 de marzo, compareció ante la prensa, archivó cualquier resabio populista y anunció una inmediata "dignificación" de la cámara que incluía, entre otras cosas, una, subida de sueldos para los diputados.

El planteamiento institucional de Trillo tampoco ha servido, de momento, para resolver la situación. Pocos días después del anuncie, la Mesa del Congreso declaró, con idéntica solemnidad, que el asunto apenas se había esbozado y que no era cuestión prioritaria para el inicio de la legislatura. La prisa había jugado contra la eficacia.