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FÚTBOL: 37ª JORNADA DE LIGA

Lardín hace sangrar al Madrid

El conjunto madridista pierde su tercer partido consecutivo en el Bernabéu

Santiago Segurola

Si cabe una explicación física a un partido de fútbol, se dirá que en Chamartín se produjo algo así como un minuto de big bang que alborotó el partido, provocó la perplejidad de los aficionados y finalmente sirvió para destrozar al Madrid, que no levanta cabeza en su estadio: seis derrotas esta temporada. Un encuentro más o menos medido estalló con los tres goles que se marcaron en el minuto 50, en medio de un disparate de calamidades defensivas- algunas de las cuales obligan a pensar en la injustificada ausencia de Sanchis. Finalmente, el tipo que tiró la bomba fue Lardín, un jugador que ha hecho mucha sangre en el Madrid esta temporada.Fue una tarde interesante de fútbol, de juego suelto y de pelota viajera. Todo dentro de un orden, menos en el minuto de los tres goles, una especie de estallido caótico, irreprimible, donde el juego se dislocó y los futbolistas perdieron la onda en un tobogán de errores defensivos. Antes de ese instante de locura, los dos equipos llegaron a las áreas con frecuencia y el partido levantó ovaciones y suspiros, según el actor de los oportunidades.

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El Madrid tuvo varias en la primera parte, alimentadas generalmente por Laudrup, que sacó lo mejor de su repertorio. Lo hizo sin reparar en gastos: era el mejor Laudrup, un futbolista seductor e hipnotizante. Tuvo incluso una actividad desacostumbrada en la elaboración del juego. Mientras le duró el gas, y eso fue aproximadamente hasta la primera media hora, la mirada sólo podía detenerse en Laudrup, en sus regates hermosos, en el engaño de sus fintas y hasta en sus llegadas, una de las cuales se cerró con un tiro contra la escuadra y otra con un lanzamiento cruzado que sacó Ton¡ con esfuerza. Esta jugada resumió la parte más atractiva de Laudrup y del Real Madrid.

La luminosa presencia de Laudrup ayudó a establecer un acuerdo de cooperación entre el Madrid y su hinchada. Después de un largo periodo de malas relaciones, el partido se disputó bajo la comprensiva atención del público. El Madrid jugó el primer tramo con soltura y más velocidad de lo habitual. La pelota corrió rápida y en medio de todo apareció Laudrup para embellecer las jugadas y provocar mareos entre los defensores del Espanyol.

Cuando Laudrup, salió de escena, el Madrid se resintió. El primer tiempo terminó con el Espanyol estabilizado. Es decir, en posición de firmes y con la vista puesta en la velocidad de Lardín, que esta vez se descolgó hacia la banda izquierda. Con el tiempo daría fe de su velocidad, oportunismo y precisión. Ocurrió en ese minuto desenfrenado cuando el partido estalló en mil pedazos y llegó la tromba de goles ante el asombro del público, que no entendía nada, ni el fallo de García Calvo, ni la salida intempestiva dé Ton¡, ni el cabezazo Milla (!de Milla!) ni el descontrol defensivo del Madrid en el pelotazo largo que cerró Lardín con el segundo gol. Sólo él se mostró mostró normal en medio de aquel jaleo descomunal.

La tensión presidió la fase final del partido, cuando el Madrid y su gente tomaron conciencia de la situación. El público le retiró el apoyo al equipo y volvieron las censuras contra los jugadores menos queridos. Así es la historia del Madrid esta temporada.

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