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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Farmacias permanentes

Se ha dicho en estos días que una farmacia de Madrid que siempre está abierta es la primera que lo hace. No es cierto. En la Tertulia sobre Madrid, que coordino desde 1993, nos hemos ocupado del tema.Dejando aparte otros casos menos conocidos, en la villa de, la segunda mitad del siglo XIX existían dos farmacias en servicio permanente. En la zona norte, la del doctor Garrido, "siempre en su farmacia de la calle de la Luna", puede leerse en los anuncios insertos en la prensa de la época. En la zona surja farmacia del Globo, en la plazuela de Antón Martín.

Era un Madrid sin luz eléctrica ni teléfono, limitado por las puertas de Alcalá, Bilbao y Toledo. Fuera crecían unos barrios: Salamanca, Chamberí, Argüelles.

Cada manzana de casas tenía un número, colocado en el siglo XVIII, que aún puede verse en algunas. Su vigilante nocturno, o sereno, tenía que encontrarse en cada vuelta con los de las inmediatas para darse la novedad y transmitir mensajes, que podían atravesar Madrid en media hora.

En las reboticas hacían guardia un farmacéutico, un médico, un comadrón, un practicante, un sacerdote y un funerario que eran avisados y acompañados por los serenos

En previsión de una mayor demanda, en cafés inmediatos, que nunca cerraban, esperaban más profesionales. Unos en el café de la Luna, en la calle de su nombre, y otros en el de Zaragoza, en la de Atocha.

El Madrid del siglo XX tuvo otro servicio permanente: el consultorio médico de la Puerta del Sol. En la misma acera, pero ya en la calle del Arenal, una farmacia, y a continuación una funeraria.-

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