El FMI es optimista sobre la unión monetaria a pesar de la desaceleración económica
El proceso de convergencia hacia la moneda única está demostrando ser mucho más difícil de lo previsto. El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree, no obstante, que "la mayoría de los países miembros" de la UE tiene posibilidad de converger a tiempo, es decir, antes de 1998, gracias a que el compromiso político hará una interpretación generosa de los criterios. El gran obstáculo, señala el FMI, es el cumplimiento de los requisitos fiscales (déficit público inferior al 3% del PIB y deuda pública por debajo del 60%) del PIB).
A menos de dos años del examen de entrada, sólo Luxemburgo cumple los criterios requeridos para participar en la unión monetaria. La desaceleración actual, en especial la sufrida por las dos principales economías europeas, Alemania y Francia, ha complicado además el proceso de convergencia al reducir los ingresos fiscales y aumentar el coste , de la protección social, señalan los expertos del Fondo.Con todo, esta institución cree que si se registra la esperada reactivación económica en el segundo semestre de este año, habrá muchos países cuyos déficit estén en 1997 a muy poca distancia del 3% del PIB. En este sentido, no descarta una interpretación generosa de la convergencia fiscal. Es decir, que se tenga en cuenta la tendencia a la baja hasta un nivel cercano al exigido y los componentes temporales o excepcionales del mismo, algo que ya recoge el propio Tratado de Maastricht.
Así, el FMI considera en su último informe, presentado esta semana en Washington, que se puede llegar finalmente a la unión monetaria en base a unas consideraciones económicas y políticas más amplias. A este respecto destaca el temor de muchos Gobiernos europeos a retrasar la fecha de establecimiento de la moneda única, algo que minaría la confianza de los mercados en Europa y podría provocar una relajación en los esfuerzos de convergencia.
Los expertos del Fondo destacan que pese a las dificultades de los Gobiernos para reducir sus déficit, las situaciones y perspectivas fiscales son "más esperanzadoras" si se descuenta el componente cíclico, de este desequilibrio. Europa no se ha recuperado aún totalmente de la recesión de 1992-93. La utilización de la capacidad productiva es baja aún y hay unos ingresos menores debido a esta circunstancia, señala el Fondo. Una circunstancia que debe considerarse temporal y cuyo impacto desaparecerá "cuando Europa haya asumido plenamente su recuperación". Así, si se tuviera sólo en cuenta el componente estructura de los déficit, España, por ejemplo, cumpliría el criterio fiscal en 1997 (ver cuadro). Su déficit público "estructural" sería inferior al 3% del PIB, aunque el total se aproximaría al 4%.
El FMI es partidario de que se establezca algún tipo de pacto de estabilidad entre los países que formarán la unión monetaria para garantizar que se mantiene la disciplina fiscal, en línea con el propuesto por Alemania (el déficit público no debe superar el 1% del PIB). De hecho, la institución defiende que a partir de que entre en marcha la moneda única, la política fiscal debe tener un papel puramente corrector del ciclo. Dado que la devaluación de la moneda para ajustarse a unas circunstancias domésticas adversas ya no será posible para los países que formen parte de la moneda única, el uso de estímulos fiscales "se necesitará más que en el pasado", señala el Fondo. Y para poder usar la política fiscal en estos casos sin que el déficit supere el 3% del PIB, será "necesaria una férrea disciplina fiscal":
La mejor manera para reducir los déficit públicos, prosigue el FMI, es mediante la reducción de los gastos en lugar de un aumento de impuestos. "Cuando la consolidación fiscal se concentra en el lado de los gastos y no en el de los ingresos, se consigue que caiga el peso de la deuda sobre el PIB y que siga creciendo la economía".
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