Yeltsin hace campaña en el sur de Rusia a golpe de regalos y firma de decretos
El presidente ruso, Borís Yeltsin, está en forma y decidido a vencer en las elecciones de junio próximo. Así lo demostró en su visita relámpago a Krasnodar, en el sur de Rusia, donde ayer firmó cinco decretos, regaló una cosechadora y un camión, financió la construcción de una iglesia en una aldea cosaca y, rompiendo el protocolo para horror de sus guardaespaldas, conversó con la gente en la calle, a pesar de que había pancartas en su contra."En cada visita que hago veo que la gente ha perdido el miedo. Ya no tienen miedo de decir cómo son las cosas en realidad, de plantear los problemas agudamente, de discutir cualquier cuestión, de criticar al presidente. Pero hubo tiempos en que por eso a uno lo encarcelaban", dijo Yeltsin en su discurso en el teatro de Krasnodar. Lo dijo con conocimiento de causa. Horas antes le tocó pasar momentos desagradables en la plaza de los Héroes, cuando habló con un grupo de veteranos de la II Guerra Mundial. "Oiga nuestro consejo. Renuncie como presidente. Deje el camino libre a personas más jóvenes", dijo al presidente Alexéi Zhíjarev, de 72 años. Yeltsin prefirió no entrar en polémica y, tras replicar con resolución: "¡No puedo hacer lo que me pide!", se dirigió hacia el otro extremo de la fila de ancianos.
"iYeltsin es el destructor de la patria!", "iYeltsin significa el genocidio del pueblo ruso!", clamaban algunas de las pancartas que pudo leer el presidente en la plaza. En lugar de subirse a su automóvil, Yeltsin se dirigió con paso decidido hacia la gente. Pero sólo habló con las personas del centro del grupo, donde no había pancartas. "No permita que desintegren Rusia", le gritó una mujer. Y Yeltsin respondió como corresponde a un candidato a la presidencia: "Voten por mí el 16 de junio y entonces yo protegeré a la patria y a ustedes. Rusia permanecerá unida e indivisible, progresara y mejorara su nivel de vida".
Tropas cosacas
En su gira electoral por Krasnodar, Yeltsin visitó un centro militar para los soldados rusos retirados de los países de Europa central y oriental. Además, allí viven los oficiales del 67º Cuerpo de Ejército y de la 1ª División de la Aviación de Asalto, unidades que participan en la guerra de Chechenia. Yeltsin aprovechó su charla con los militares para firmar tres decretos de apoyo a la recuperación de las tropas cosacas, que en tiempos del imperio zarista defendían las fronteras de Rusia.Krasnodar es una provincia agrícola y las autoridades locales seleccionaron una finca de 23.455 hectáreas y donde trabajan 2.558 campesinos para la visita presidencial. Yeltsin fue especialmente generoso y firmó un decreto de apoyo al desarrollo agrícola, que favorecerá a esta provincia. Además, a los campesinos les regaló una cosechadora y un camión, y a petición de las mujeres de la aldea, prometió un autobús para transporte escolar. Después de que, inesperadamente, el pope de la aldea tomará la palabra para plantear sus problemas para construir una iglesia, Yeltsin preguntó: "¿Cuánto cuesta levantar el templo?", y cuando le contestaron que 3.000 millones de rublos (unos 75 millones de pesetas) prometió entregar esa suma con cargo al fondo presidencial.
En su discurso final pronunciado en el teatro de Krasnodar, Yeltsin se refirió a la flota del mar Negro y a Chechenia. Sobre la primera, advirtió que no firmará el tratado de amistad con Ucrania hasta que no llegue a un acuerdo sobre Sebastopol, la base principal de la flota. Y respecto a la república caucásica advirtió: "Se equivocan quienes desean aprovechar nuestra buena voluntad para reagrupar sus fuerzas y preparar nuevos actos terroristas".
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