El clero anglicano ofrece liturgias de divorcio a sus fieles en el Reino Unido
El exceso de ingenio del clero anglicano ha puesto de nuevo en un brete a la jerarquía de la Iglesia de Inglaterra. Los obispos han reaccionado con espanto a la nueva práctica de celebrar ceremonias de divorcio iniciada por varios párrocos anglicanos, de la que informaba en su última edición el rotativo The Sunday Telegraph.Según el periódico, Michael Woods, canónigo de Great Yarmouth, fue uno de los primeros en considerar que la total ausencia de ceremonial religioso convertía al divorcio y a los divorciados en una especie de "leprosos". Woods redactó una pequeña liturgia de andar por casa, una especie de "funeral para el matrimonio", que recibió el visto bueno del Sínodo de Norwich, aunque fue rechazada más tarde por el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra. "Los matrimonios se inician con una ceremonia en la iglesia. Cuando concluyen con la muerte de uno de los cónyuges se celebra otra ceremonia. Pero si terminan en divorcio no hay nada más. Lo cierto es que estas personas están afligidas y deberían recibir atenciones y cuidados", declara Woods.
La Iglesia de Inglaterra ha reaccionado con incredulidad ante una iniciativa que, aparte de exótica, contrasta con la defensa anglicana del matrimonio para toda la vida. El obispo de Hull, James Jones, y el de Doncaster, Michael Gear, han salido al paso del nuevo ceremonial, advirtiendo al clero y a los fieles anglicanos, de los riesgos que entrañan esas liturgias practicadas hasta ahora tan sólo por la Iglesia Reformada Unida a petición, fundamentalmente, de mujeres divorciadas.
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