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Moner investiga una entrevista entre el juez Garzón y Michel Domínguez

El juez Eduardo Móner, instructor del caso GAL en el Tribunal Supremo, ha accedido a la petición del catedrático Manuel Cobo del Rosal, defensor del ex secretario, de Estado para la Seguridad Rafael Vera, para que se investiguen extremos relativos a la entrevista que mantuvieron el 21 de abril de 1993 el ex policía, Michel Domínguez, que cumplía condena de 108 años de cárcel, y el juez Baltasar Garzón, poco antes de presentarse a las elecciones como número dos en las listas del PSOE por Madrid.

Móner señala en una providencia fechada el pasado 1 de abril: Líbrese al director del centro penitenciario de Guadalajara para que informe acerca del extremo solicitado. Y el extremo solicitado por Cobo del Rosal se refería a si el 21 de abril de 1993, Míchel Dominguez, que se encontraba cumpliendo condena, fue excarcelado y qué autoridad judicial lo ordenó.Cobo del Rosal, al instar la investigación de la entrevista entre Garzón y el ex policía pretende conseguir la nulidad del proceso, y en septiembre de 1995 ya formuló una petición al juez Móner en ese sentido. El instructor del caso GAL contestó entonces que no era el momento procesal oportuno para formular tal petición.

La existencia de la entrevista entre Garzón y Móner ya figura en el sumario, puesto que durante la declaración de Domínguez en el Tribunal Supremo, el pasado mes de marzo, Cobo del Rosal ya le preguntó por su contenido. El ex policía respondió que la reunión se había celebrado, que fue llamado por Garzón y que por eso fije excarcelado, que no se levantó acta de la entrevista y que el contenido de la misma entra en el ámbito de lo privado, por lo que no pensaba revelarlo.

En su momento, el presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, abrió una investigación sobre la entrevista, que archivó poco después. En el informe, se señalaba que el abogado de Domínguez, Jorge Manrique había pedido que se llamase a su cliente a declarar.

Garzón le explicó que el único sumario abierto en aquel momento, que podría tener relación con el ex policía era del secuestro de Segundo Marey, en el que Domínguez no figuraba como imputado ni nunca se le había tomado declaración.

El magistrado dictó una providencia en la que se le citaba a declarar asistido de abogado para el 21 de abril. La providencia fue notificada al fiscal y a la dirección de la cárcel de Guadalajara para que se trasladase al preso a la Audiencia Nacional.

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El 21 dé abril por la tarde, Domínguez y Garzón se reunieron en el despacho del juez sin que asistiesen ni el fiscal ni el abogado de Domínguez. Tras la conversación, el ex policía alegó que no deseaba declarar, por lo que la secretaria del juzgado formalizó una comparecencia en la que señalaba que se había negado a declarar.

Respecto al contenido de la entrevista, Carlos Bueren, que se había hecho cargo del juzgado temporalmente, hizo público un comunicado en el que señalaba que Domínguez había sido preguntado por el secuestro de Marey. Garzón, por su parte, dijo que Domínguez le había explicado una serie de problemas personales entre los que figuraban sus dificultades para obtener el tercer grado o el indulto. El magistrado le habría contestado que no podía ayudarle puesto que los asuntos que le planteaba no eran de su competencia.

Fuentes policiales sugirieron que Domínguez habría contado a Garzón lo que sabía de los GAL y luego se habría neg4do a firmarlo, como un aviso a sus superiores de que podría delatarles si no aceleraban su salida definitiva de la cárcel.

Comisión rogatoria

Por otro, lado el juez Móner recibió ayer la traducción al español de la comisión rogatoria internacional en la que figura la declaración de Segundo Marey efectuada en Bayona el 20 de enero de 1995.

En la declaración Marey narra cómo fue secuestrado en su domicilio de Hendaya (Francia), en presencia de su mujer, e identifica a sus secuestradores, uno moreno muy alto (Mohand Talbi) y otro muy corpulento (Jean Pierre Echalier), que hablaban en todo momento en francés. También explica cómo le dijeron que había que matarle, poco antes de ser liberado y las secuelas que le han quedado.

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