La Casera quiere cerrar su fábrica y despedir a 106 trabajadores en Madrid
La Casera pierde gas. La firma de bebidas carbónicas ha anunciado su deseo de cerrar su fábrica en Madrid. Esto supondría, según fuentes sindicales, la pérdida de 106 de los 159 empleos que tiene en la ciudad: La crisis de la compañía, cuyas ventas han descendido paulatinamente, ha llevado a sus directivos a presentar el expediente de regulación de empleo ante la Dirección General de TrabajoLa Caseta, con 841 trabajadores fijos y 55 eventuales en Córdoba, Valladolid, Sevilla, Toledo, Barcelona y Madrid, pretende la extinción de contratos de trabajo para 298 empleados fijos y el cierre de las plantas de Madrid y Barcelona, según hizo público anteayer la propia compañía.
Empresa y trabajadores llevan varios meses negociando el plan de viabilidad de la firma de refrescos gaseosos. "Aún no hay acuerdos concretos. Las diferencias entre las dos partes son abismales", asegura el responsable de acción sindical de Comisiones Obreras, Ramón Cantarero.
La empresa, por su parte, ha asegurado que las divergencias se centran en las indemnizaciones y en el tratamiento de las jubilaciones de los trabajadores mayores de 55 años. Confía en que queden resueltas "en las próximas conversaciones".
Según el sindicalista Cantarero, el cierre de la planta de embotellado de Madrid supone 106 despidos. Amén de las prejubilaciones (la media de edad de' los empleados de La Casera es alta) y las indemnizaciones, los representantes de los trabajadores plantean también la posibilidad de sustituir rescisiones de contratos por traslados a las instalaciones que la empresa tiene en la provincia de Toledo.
Pese al propuesto cierre de la fábrica madrileña, en la ciudad se mantendrían 53 puestos de trabajo. Estos empleos corresponden sobre todo a las tareas de distribución y comercialización que la dirección no quiere eliminar. La Casera quiere mantener su presencia en este mercado.
"Intranquilidad"
En la fábrica madrileña, en la calle de Julián Camarillo, 42, el trabajo continúa al ritmo habitual. "Hay intranquilidad, pero seguimos en nuestras tareas", aseguraba ayer un empleado. Los camiones cargaban existencias para salir al reparto.
La Casera, fundada en 1949, fue hasta el año pasado el último gran fabricante de refrescos con capital exclusivamente español..
La pérdida de cuota de mercado provocó la entrada, como socio mayoritario, de un grupo vinculado a la familia colombiana Santo Domingo.
Las ventas de este popular refresco gasificado han retrocedido en los últimos años. Los 519 millones de litros de gaseosa vendidos en 1991 se quedaron en 388 en 1995 (véase EL PAÍS del 25 de febrero pasado).
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