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BALONCESTO FINAL A CUATRO

La pujanza del Barca ante el reinado del Madrid

La semifinal española enfrenta al actual campeón y al más asiduo pretendiente

Robert Álvarez

La pelea secular entre el Barcelona y el Real Madrid vive su último episodio hoy en París (21.00, La 2 y TV-3). La propuesta es tan puntual como trascendente: el ganador se verá la cara con el vencedor del otro partido de hoy, Panathinaikos-CSKA Moscú (19.00, La 2), el próximo jueves y ya con el título de la Liga Europea de baloncesto en juego.La convención anual de los cuatro mejores equipos del continente propone un desenlace elemental y directo, pero encierra consecuencias susceptibles de formar cola ante el diván del psicoanalista. Los entrenadores apelan al instinto más primario del juego: sólo importa ganar hoy, nada más, ni antecedentes ni efectos posteriores.

Pero el antes y el después del partido marcan el territorio. La presumible igualdad entre ambos equipos no guarda relación con sus expedientes en la máxima competición. El Madrid es tan superior en este aspecto que impide siquiera una perspectiva aproximada. Suma ocho títulos y es el vigente campeón del único torneo sin referencia en las vitrinas del Barca. El Madrid es el equipo más acaparador de Europa, aunque hasta el año pasado tenía que hacer memoria para recordar los 15 años transcurridos desde que lograra su séptima corona. El Barça ha hecho de sus repetidos asaltos al título -ha perdido dos semifinales y tres finales en los últimos 12 años- una razón existencial, una obsesión.

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El historial desmiente la aparente igualdad, con todas las consecuencias que lleva implícita. "Eso les puede pesar", advierte el capitán madridista Antúnez. El Barcelona llega al partido -definitivo para el que lo pierda, pero sólo un paso hacia la final para el que lo gane- con una clara ascendencia respecto al Madrid. Llevan los azulgrana temporada y media dominando a los madridistas. En la presente mandan por 4-1 en el parcial. Su arsenal es más surtido y su trayectoria, casi inmaculada: es líder de la Liga ACB con tres derrotas menos que el Madrid y fue finalista de la Copa a costa del equipo madridista. Pero el partido vuelve a alzarse por encima de cualquier otra apreciación.

Los datos positivos sólo apuntalarán los méritos del que cante victoria hoy en Bercy; los negativos, para constatar los malos augurios del que pierda. Es en este tapete sobre el que se echará la suerte y en el que unos y otros intentan prevenir y modificar criterios.

El Madrid, además de su historial, posee otros puntos en los que recrear su vista mientras transcurren los momentos previos, con viaje y entrenamiento ayer a las 20.00 horas en el mismo escenario de la batalla. Sus jugadores se vuelven hacia su banquillo, donde creen contar con el arma decisiva: la presencia del técnico serbio Zeljko Obradovic, único en la historia capaz de ganar al frente de tres equipos diferentes. Hace la misma referencia su presidente, Lorenzo Sanz, cuyas perspectivas respecto al equipo de baloncesto han ido en aumento en la medida que el equipo de fútbol ha perdido títulos y se ha sumido en una crisis de grandes proporciones. Aíto García Reneses rebate: "Algún día tendrá que perder Obradovic. En ningún sitio está escrito que deba ganar siempre".

La sospecha generalizada es que el partido puede estar presidido por la cadencia lenta y certera que Obradovic -acostumbra imprimir a sus equipos en este tipo de situaciones, similar a la que puso de moda su homólogo del Panathinaikos, Bozidar Maljkovic, desde que triunfó con el Limoges en 1993. "Muchos alaban el juego de Kentucky [vencedor de la Liga Universitaria americana] y no critican la presión defensiva y el control del ritmo que ejercen", comentó Obradovic. Aíto, que poco antes del partido deberá descartar a uno de los 11 jugadores concentrados -Dueñas puede ceder su plaza a Andreu-, contesta a esta probabilidad táctica en su rival: "No estamos predispuestos a jugar parados, podemos introducir alguna variación en nuestro estilo, pero no drástica".

., Tanto el técnico azulgrana como su plantel -el Barca participa por quinta vez en una final a cuatro- previenen contra una posible derrota: "Habría que aceptar que no pudimos ser los mejores en una competición en la que estamos demostrando ser los más regulares", anuncia el capitán, Jiménez. "El componente suerte influye, pero no podemos pensar en él", advierte Aíto. "La situación es más idónea que otras veces: veo más ilusión por ganar que temor a perder".

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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