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La 2 desembarca en la guerra con 20 películas

El cine aportó a los conflictos bélicos la más depurada máquina de propaganda. A cambio, la guerra dejó en la gran pantalla una excusa más, a modo de género, para explorar en los pliegues del alma donde se cuecen aventuras, se despedazan sentimientos o se alimentan pasiones. A decir de Nicholas Ray: "En la guerra, las máscaras caen. Todo lo que es ficticio desaparece y queda lo esencial". A partir del martes 9 de abril, La 2 emitirá un ciclo de 20 películas dedicadas a recorrer por cielo, mar y aire algunos de los lugares comunes del género.Sin aportar novedades de peso y sin parar en muchos de los títulos más emblemáticos, el programa da cuenta de un, irregular trayecto que va desde cintas de acción tan efectiva como clásica, Doce del patíbulo (Robert Aldrich, 1967) a rigurosos paseos por la superproducción deliciosamente cargante, La batalla de Midway (Jack Smith, 1976).

En el capítulo de conflictos retratados, la II Guerra Mundial se lleva la palma. Más en concreto, los sudorosos escenarios asiáticos ocupan un lugar de privilegio. Las estrellas de la mentada balacera de Midway (Charlton Heston, Henry Fonda, Glenn Ford ... ) comparten lugar de preferencia con Cliff Roberston y Michael Caine en zigzagueante y genial carrera a su salvación en, Comando en el mar de China (Aldrich, 1970); con Cary Grant en funciones de regateador de minas a los mandos de un submarino en Destino Tokio (Delmer Davis, 1947), o con Lee Marvin y Toshiro Mifune en una isla perdida de Infierno en el Pacífico (John Boorman, 1968).

De por medio, un paseo por las nubes con Rock Hudson, Nido de águilas (Delbert Mann, 1963); una torpe escapada de campo de concentración, La escapada final (telefilme firmado por Jack Gold); un melodrama de obligado cumplimiento a los mandos de un bormbardero de corazones, Bombarderos B-52 (Gordon Douglas, 1957); una insolación a la salud de Rommel-Burton, Comando en el desierto (Henry Hathaway, 1971), y un par de filmes de espías de diferente factura: la simpática Lobos marinos (Andrew V. MacLaglen) y la pretenciosa 36 horas (George Seaton, 1964).

Para reflexionar a lágrima viva sobre los conflictos de cualquier salvajada disfrazada de guerra, dos títulos desiguales: sobre religiosos fundamentalistas reclutados, La profundidad del mar (Mudolph Maté, 1958), y Los desnudos y los muertos basada en la novela de Norman Mailer (Raoul Walsh, 1958).

Zafarrancho de combate (Joseph Pevney, 1956), Infierno bajo las aguas (Gordon Douglas, 1959), Todos fueron valientes (Frank Sinatra, 1965) y Acción en el Atlántico Norte (Lloyd Bacon, 1943) completan el repaso a la gran guerra mundial contemplada desde el océano y sus islas. El resto de los conflictos se deben conformar con dos excepciones. Para Vietnam, Los chicos de la compañía C. (Sydney J. Furie) y para despiste de los espectadores, la historia de un motín de barcos del siglo XVIII: La fragata infernal (Peter Ustinov, 1962).

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