Los beneficios de la estrella

Lo más conocido de Michael Jordan es la facilidad pasmosa con la que domina el juego del baloncesto. Pero en el cerrado mundo del deporte, la estrella del Chicago Bulls también es conocido como un astuto hombre de negocios que maneja enormes cantidades de dinero con la misma facilidad. Por eso cayó como una bomba que el jugador anunciara que estaba harto con la fundación para niños que había puesto en marcha hace siete años y que la cerraría hoy mismo.

"Cuanto más grande se ha, hecho la fundación", dijo Jordan en un comunicado público, "más cargas administrativas se ha creado, lo que limita su alcance benéfico". Esta declaración no ha complacido evidentemente a los administradores de la Fundación Michael Jordan. "Ésa' no es la razón del cierre", dicen. "Creo que estamos en línea con lo que hacen otras, fundaciones". Esta diferencia de opinión no es la primera sobre las actuaciones de la. obra benéfica. Cualquiera que sean las razones de Jordan, la empresa ha sido objeto de frecuentes críticas por la prensa local. Los donativos recibidos han disminuido al mismo ritmo en que ha aumentado la oscuridad sobre el destino final de los fondos y la crecierte intromisión de la familia de Jordan.

El asunto no es, sin embargo, tan extraño: las fundaciones puestas en marcha por celebridades siempre han sido objeto de críticas, mala gestión y a veces, cosas peores. Varios personajes son famosos por vincularse a obras benéficas simplemente para conseguir buena publicidad y para contribuir con poco de su propio dinero. Eso ha pasado con proyectos de otros famosos, como la fundación Heal LA, del cantante Michael Jackson.

En todo el mundo, el nombre de Jordan se asocia al éxito y al dinero. Con contratos publicitarios variados -desde Chevrolet a Gatorade y Nike-, el baloncestista posee una fortuna estimada en 200 millones de dólares (unos 25.000 millones de pesetas). Por eso cuando comenzó con su fundación no parecía que el apoyo fuera un problema.

Sin embargo, las críticas a su gestión no se hicieron esperar. La principal: sólo el 33% de sus ingresos llegaban a los necesitados. La media para las demás fundaciones benéficas es del 75%.