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La magia y el pop triunfan en apoyo a los enfermos terminales de sida

Los cuatro pequeños bares del colectivo Atocha Trasnocha lograron que por primera vez sus cajas registradoras se llenaran. Su llamada en solidaridad con los enfermos de sida convocó el jueves por la noche a un buen número de personas que siguieran, de bar en bar, la ruta de magia y música que organizó este colectivo. La intención de la noche, recaudar fondos para la organización Nuestra Señora del Amparo -formada por voluntariado seglar que cuida enfermos terminales de sida- se cumplió.

Cuando todavía las calles se iluminaban con la luz de la tarde, los cuatro bares implicados ofrecían un buen ambiente lleno de gente risueña que quería pasarlo bien. "Hay más gente que cualquier día", observaba Iñaki, del Anvick, uno de los organizadores de la jornada.Aunque los bares se habían abierto desde el mediodía, inusual en este tipo de locales, las actividades no comenzaron hasta las cinco de la tarde. Fue en El Telón con una charla-coloquio sobre los objetivos de la organización a cargo del padre Luismi, un cura comprometido con los enfermos de sida y experto en artes marciales. Entre el asombro de los asistentes al bar Transilvania, el Mago Migue, el más aventajado de los discípulos de Juan Tamariz, ofrecía los más inverosímiles trucos de baraja y labia con la participación directa de buena parte de la parroquia. Boquiabiertos se quedaron los componentes de Yo La Vi Primero, el grupo de pop que minutos más tarde iniciaría la tanda de actuaciones del Anvick.

De bar en bar

Los Neverly Brothers, en plan pop rock desenchufado, dedicaban canciones a Aznar y Rociíto en B. B. Birras tras la actuación de Ñaco Goñi. La Esquimales siguió abundando en el tono acústico, pero después se fueron con su equipo eléctrico a tocar, ya de madrugada, a El Telón.

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Estragos, Artemio, Dulce María, El Sueño, Glutamato Vida, Alambre Amargo, La Vergüenza de Brooklyn o Los Cuchillos, este grupo formado por ex toxicómanos del Proyecto Hombre y que adoran a la Velvet Underground, se repartieron los bares reclamando la copa que ayuda a los afectados del sida.

Ningún mago, músico ni técnico, cobró por su participación e incluso muchos de ellos, aunque tenían pagada la copa en el bar que actuaban, quisieron abonar su consumición.

Las casi 100.000 pesetas que cada uno de ellos consiguió hacer de caja la otra noche se entregaron ayer tarde a la organización Nuestra Señora de los Desamparados para que siga trabajando con los enfermos.

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