"IU debe buscar una nueva política hacia el PSOE"
Ha escrito un libro que recoge sus últimas reflexiones en tomo al socialismo: ¿Es posible el socialismo? (Akal, 1995). Y él, desde sus 81 años, dice que sí. Que es posible. Simón Sánchez Montero (Nuño-Gómez, Toledo, 1915) se afilió al PCE en 1936. Ha sufrido prisión y ha sido miembro del Comité Central del PCE. Fue diputado por el PCE y alentó el nacimiento de IU. Hoy mira con preocupación un partido (el PCE) y una coalición (IU) que, en su opinión, deben cambiar su estrategia y propiciar una nueva política hacia el PSOE: "Combinar la crítica permanente a la política de Felipe González, el felipismo, con el esfuerzo, también permamente, para buscar el entendimiento y colaboración".Pregunta. ¿No es una utopía creer todavía en el socialismo?
Respuesta. No lo es. Los comunistas españoles desde 1933 siempre hemos asociado la idea del socialismo con la de la libertad y la democracia. Yo escribí hace años un libro que se titulaba El futuro se llama libertad. Y ese futuro yo lo entendía como un futuro en el que el socialismo fuera una realidad.
P. ¿Hay algún paralelismo entre ese PCE donde usted empezó a militar y el actual?
R. No. Yo creo que no. El partido ha ido evolucionando. En 1956 el PCE plantea la política de reconciliación nacional. Y en años sucesivos, va dando pasos hacia adelante. Es lo que se llamó el pacto para la libertad. Conseguir la desaparición de la dictadura sin violencia.
P. Esa política termina llevando al PCE al Parlamento con 24 diputados.
R. Primero, con 20 y luego, con 24. Y más tarde, con cuatro. Ningún otro partido hubiera resistido la crisis que resistió entonces el PCE. Y es que el partido tenía raíces muy hondas en la sociedad.
P. ¿Se esperaba una caída tan fuerte?
R. Yo creo que nadie esperaba una catástrofe tan grande. Y es sabido lo que sucedió después. Carrillo se ve obligado a dimitir y propone a Gerardo Iglesias como secretario general. Después crea su propio partido. Por su parte, Ignacio Gallego crea el suyo. Los dos partidos fracasaron rotundamente.
P. La creación de IU es una reacción ante todo eso.
R. En parte, sí. IU era un instrumento unitario de la izquierda. Era una forma de hacer converger a distintas fuerzas que, incluso, sin tener algunas de ellas conciencia de la necesidad del socialismo, sí sentían la necesidad de resolver los graves problemas actuales y tenían una preocupación por el futuro.
P. ¿Apoyó usted su nacimiento?
R. Sí. Yo lo apoyé. Yo era responsable de las relaciones internacionales del PCE, y recuerdo que, a los pocos días de las elecciones, me encontré a Álvaro Cunhal y me dijo: "Te felicito por el éxito que habéis tenido". Izquierda Unida había logrado siete diputados. Y aunque, prácticamente había doblado la representación del PCE, a mí no me pareció un éxito. Así que le contesté: "¿Me estás tomando el pelo?". "No, no. Es la idea política de crear IU lo que me parece un éxito", dijo él. La misma opinión me la dio Alexandro Natta, secretario general del PCI.
P. ¿Y sigue creyendo que ha sido un éxito?
R. Yo creía y creo que la idea era y es buena. El nacimiento el IU provoca también una reacción en los militantes veteranos que creen que se ataca al partido, a las esencias del PCE. Son hombres y mujeres ejemplares por su abnegación y fidelidad al partido, a pesar de que no entendían la política del eurocomunismo y menos las crítica a la URSS. Yo he conocido a casi miles de ellos y les comprendo y admiro, pero creo que se equivocan.
P. ¿Y qué opina de Julio Anguita?
R. Desde el principio a mí me pareció el hombre ideal. Y en mi libro es el único al que cito por su nombre. Anguita aparece en un momento muy dificil tanto para IU como para el PCE. Pero no quiero hacer juicios personales.
P. Hablemos entonces de su política. ¿Está usted de acuerdo con que el PCE debe hegemonizar la izquierda?
R. Me parece imposible. Ya he dicho antes que ése es un error que tuvieron muchos viejos militantes que querían hacer de IU la Izquierda Unida del PCE. Es curioso, porque antes del XIII Congreso la idea era hacer del PCE el partido de Izquierda Unida. Y, a partir de entonces la dirección del partido se está empeñando en lo contrario: hacer de IU la Izquierda Unida del PCE.
P. Las críticas más profundas son a ese discurso de izquierda excluyente, de hegemonía, lo de las dos orillas, el que IU es la única fuerza de izquierdas...
R. Estoy de acuerdo con esas críticas. Y lo he escrito en mi libro. IU debe tener como principal política la unidad de la izquierda, de todas las izquierdas. A mí no me parece adecuada ni la organización ni la política unitaria de IU. El objetivo final histórico de IU es la transformación hacia el socialismo democrático. Y para ello es necesaria una nueva política hacia el PSOE, combinar la crítica permanente a la política de González con el esfuerzo, también permanente, para buscar el entendimiento y colaboración con todas las organizaciones y afiliados y dirigentes del PSOE. Que IU acepte que ese camino sólo se puede hacer al lado de otras fuerzas.
P. Eso parece difícil con ese encastillamiento en el programa que pretende Anguita.
R. IU no podrá nunca hacer sola la transformación de la sociedad. Yo recuerdo que en cierta ocasión, y así está recogido en mi libro, le dije a Anguita que yo no estaba de acuerdo con su empeño en sacralizar el programa. Y le cité una frase de Marx que me parece muy expresiva: "Un paso de avance del movimiento real vale más que una docena de programas".
P. ¿Y cómo ve las relaciones con los sindicatos?
R. No puedo compartir lo que está pasando. No me gustó lo que ocurrió en el XIV Congreso del PCE. Los comunistas siempre hemos tenido una estrecha relación con CC OO, pero nunca hemos interferido en su funcionamiento. Todo lo contrario. Creo que fue un error sacar ese tema y de esa forma en el congreso del PCE.
P. ¿Por qué se produce ese conflicto?
R. El conflicto viene porque el partido quiere dirigir el sindicato. Es verdad que esta idea forma parte de la tradición del movimiento obrero. Pero el PCE sentó en su momento un nuevo principio: la independencia de los sindicatos y de cualquier otro movimiento social. El partido no es quién para decir cómo tienen que trabajar otras fuerzas, aunque, antes de ahora, no siempre el PCE ha respetado ese principio. Como ha sucedido -y sucede- también al contrario.
P. ¿Cuál es su análisis de los resultados electorales?
R. En mi libro, refiriéndome a las elecciones anteriores, digo que la política de IU ha favorecido a Felipe González. Creo que el mayor error de IU, sobre todo en las elecciones, ha sido meter en el mismo saco a González y su política, el felipismo, con todos los militantes, simpatizantes y votantes del PSOE. Y sin embargo, ¿cuál es la realidad? Que hay muchos dirigentes y militantes, simpatizantes y votantes del PSOE, que no están de acuerdo con la política de González.
P. ¿Cómo ve el futuro de la izquierda?
R. Pues difícil. Pero tiene que crearse un clima de responsabilidad y serenidad. Y no derivar las cosas hacia lo personal, sino hacia la discusión de las ideas políticas. Tenemos que aprender a discutir con serenidad las ideas y propuestas políticas sin poner en primer término de forma intolerante las supuestas segundas intenciones de los que discrepan.
P. ¿Sigue siendo posible ese futuro llamado libertad, llamado socialismo?
R. Sí. Sigue siendo posible, en mi opinión. En primer lugar, el socialismo no va a triunfar como consecuencia de una revolución armada ni de violencia de ningún tipo. El socialismo que queremos es la transformación social de esta sociedad. Esa transformación no se hará aunque la izquierda triunfara por abrumadora mayoría en unas elecciones. No se hará tampoco después de que todas las izquierdas hubieran aceptado el programa de IU cosa que es imposible. El socialismo será consecuencia de las transformaciones que impondrán los ciudadanos.
P. ¿Sigue usted siendo comunista?
R. Por encima del partido, yo quiero decir que seré marxista y comunista y seguiré siéndolo aunque desaparezcan todos los partidos comunistas, incluido el PCE. Yo no he luchado por el partido. Yo he luchado por hacer realidad sus ideas.
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