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El Gobierno y la oposición británicos visitan juntos la escuela de Dunblane

Era una imagen insólita. El primer ministro británico, John Major, y el líder de la oposición, Tony Blair, compartiendo ayer su visita a la torturada localidad escocesa de Dunblane, donde 16 niños y su maestra fueron asesinados el miércoles por un vengador suicida. "Tony y yo estamos encantados de estar aquí hoy", dijo Major ante la entrada principal del hospital de Stirling, donde se recuperan de sus heridas cinco niños y dios profesoras. "Nuestra presencia viene a simbolizar la unidad de todo el país con el pueblo de Dunblane", añadió Tony Blair.

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Un gimnasio sin imágenes

Un día gris, casi negro, con ráfagas de viento helado, recibió a los dos políticos en su visita a las dos localidades escocesas afectadas por la tragedia del pasado miércoles. Tras pasar la noche en Glasgow, donde Amie Adams, que ha sufrido un agravamiento y otros dos de los heridos más graves permanecen ingresados en el hospital de Yorkhill, Major y Blair llegaron en coches separados a la Royal Infirmary, de Stirling, el centro médico que hubo de afrontar la atroz emergencia de la matanza de Dunblane.Ambos políticos iban acompañados de sus respectivos ministros para Escocia, el titular de la cartera, Michael Forsyth, y el ministro en la sombra laborista, George Robertson. Ambos conocían personalmente al homicida Hamilton, que había acudido a ellos en busca de explicaciones y apoyo frente a la campaña de calumnias que, a su juicio, circulaba contra él.

Las razones últimas del crimen siguen siendo una incógnita, posiblemente inaccesible, incluso para el prestigioso abogado lord Cullen, al, que el Gobierno británico ha encargado una investigación especial.

Sin embargo, la prensa británica y los ciudadanos se preguntaban ayer de nuevo cómo logró Thomas Hamilton que la policía le renovara su licencia de armas. Una licencia que le autorizaba a poseer cuatro pistolas semiautomáticas -las utilizadas- y dos rifles.

El dueño de la tienda de armas que le vendió las pistolas asegura, sin embargo, quizás con ojos mercantiles, que nunca vio nada anormal en Hamilton, con el que mantenía trato desde hace 20 años.

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Major y Blair visitaron también la, escena de la tragedia, la escuela primaria de la carretera de Doune, cuyas dos entradas principales aparecían semisepultadas por ramos de flores, ositos de peluche y notas recordatorias de la tragedia.

El escenario del crimen

La escuela sigue cerrada, pero las autoridades de Educación esperan que abra de nuevo sus puertas a mediados de la semana próxima. Lo que no parece claro es que el gimnasio, el lugar donde Thomas Hamilton disparó a sangre fría contra 27 aterrados alumnos de cinco y seis años y su profesora, vuelva a funcionar como tal. Muy probablemente, a menos que los padres se pronuncien en contra, quedará vacío y dedicado al recuerdo de las víctimas o será destruido por completo.La iglesia episcopaliana de Escocia y la minoritaria representación católica en Dunblane dedicaron el jueves y ayer, viernes, sendas sesiones especiales, misas y vigilias.

En la iglesia católica de la Sagrada Familia se celebró el jueves, una misa solemne en la que unos trescientos feligreses escucharon el mensaje de condolencia del Papa. Maxwell Craig, ministro de la Iglesia de Escocia y organizador de la vigilia especial que anoche se desarrolló en la catedral de Dunblane, reconocía que las heridas morales no sanarán fácilmente. "Esta comunidad ha perdido la inocencia", dijo, "y tardará en recuperarla".

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