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Tres pruebas atléticas simultáneas llenan de deportistas la ciudad

Antonio Jiménez Barca

Al paseo de la Castellana acudieron los seguidores del duatlón, deporte que conjuga la habilidad con la bicicleta y la potencia en la carrera; a Argüelles, los que prefieren el cross; a la Ciudad Universitaria, los aspirantes a terminar el próximo maratón de Madrid. La ciudad entera se llenó ayer de deportistas de distintas características y especialidades. En total, casi tres mil personas -algunos campeones, la mayoría novatos- participaron en alguna prueba.

El paseo de la Castellana se convirtió desde las 10.30 en un elegante circuito de 10 kilómetros apto para que los 300 inscritos en el duatlón lo recorrieran cuatro veces, una corriendo y tres sobre una bicicleta. En juego, el campeonato de España de la especialidad.A 400 metros de la meta, en medio del circuito, esto es, en medio de la Castellana, animaba sin desmayo un individuo de porte atlético tocado con un sombrero parecido al que saca Cocodrilo Dundee en sus películas, una máquina de fotos al cuello, un buen cronómetro en la muñeca y una bicicleta de montaña a los pies. "¿Es usted aficionado?". "Bueno", contestó el hombre, "soy el seleccionador de España de esto". E inmediatamente interrumpió la conversación para pegar cuatro gritos de ánimo: "¡Vamos, Toñín!, vamos!, que estás haciendo un carrerón de la hostia".

Los participantes atacaban por entonces la parte más dura de la carrera, el último trecho de cinco kilómetros, que debían cubrirlo. corriendo después de abandonar la bicicleta. "Es lo que más cuesta", explicaba Eduardo No, el seleccionador nacional, "porque tras dejar la bicicleta las piernas tardan en acostumbrarse, y los atletas llevan ya una paliza que... ¡Maribel, relaja, Maribel!, que lo llevas muy bien". "Maribel" era Maribel Blanco, que al final llegó la primera a la meta, alzándose con el Campeonato de España femenino.

"Y hay que promocionar este deporte", proseguía Sánchez mientras los dos corredores mejor colocados pasaban, uno al lado del otro, "porque hay muy excelentes atletas aquí, y en este país el único que vive de esto pues soy yo... ¡Pero qué final entre dos! Yo me largo a verlo". Y dicho y hecho. El seleccionador nacional agarró su bicicleta de montaña, se echó un mano al sombrero y salió disparado en dirección a la meta. Tuvo tiempo para ver una apretadísima y hermosa llegada entre Félix García y Eduardo Arenal.

García acabó primero y Arenal detrás por un segundo de diferencia.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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