El presidente de la Generalitat se reunirá con González antes de celebrar cualquier encuentro con el líder de PP
Jordi Pujol no se entrevistará con José María Aznar sin haberse reunido antes con Felipe González, su antiguo aliado, para tratar de aunar criterios sobre la investidura del presidente del Gobierno.El dirigente de CiU persigue dos objetivos con este significativo gesto, según informan fuentes de la dirección nacionalista. El primero, intentar convencer al líder del PSOE de que no le deje solo en el papel de facilitar la investidura de Aznar, algo de difícil explicación ante el electorado de CiU. El segundo, humillar al PP fomentando la idea de que no hay más estadistas responsables que González y Pujol.
El presidente catalán, además, se sacaría así una de las muchas espinas que lleva clavadas a raíz de los furibundos ataques recibidos de las filas del PP en los últimos años.
Algunas fuentes convergentes apuntaban ayer la posibilidad de que la reunión entre González y Pujol se celebrara. antes de mañana, fecha en que se reunirá el consejo nacional de Convergència Democrática. Está eventualidad, no confirmada, facilitaría las cosas a Pujol con vistas al consejo de su partido.
Si el presidente catalán obtuviese de González un mínimo gesto que sugiriera que la negativa del PSOE a la investidura de Aznar no es hermética, Pujol podría defender con más comodidad el apoyo de CiU al presidenciable del PP ante un consejo nacional en el que se espera un buen número de intervenciones contrarias a cualquier tipo de apoyo, colaboración o concesión a los conservadores.
"¡Pujol, enano...!"
Sea antes o después del domingo, la reunión González-Pujol se celebrará en Madrid. Los convergentes quieren, por el contrario, que la posterior entrevista Pujol-Aznar se lleve a cabo en Barcelona. Este juego protocolario también se enmarca en el propósito de los nacionalistas catalanes de desquitarse de los ataques de los conservadores españoles.
Formalmente, CiU argumentaría que González sigue siendo el presidente del Gobierno en funciones, mientras que Aznar, por el momento, sólo es el candidato más votado. Y en la cabeza de Pujol no entra la posibilidad de ir a la sede central del PP, en la calle de Génova de Madrid, entre cuyas paredes todavía resuena el eco de las voces del domingo pasado, cuando el PP aún confiaba en una victoria absoluta: "¡Pujol, enano, aprende castellano!".
Los esfuerzos de la dirección de CiU están centrados estos días en la búsqueda de una fórmula que permita la investidura de Aznar, aleje la posibilidad de una nueva convocatoria electoral y que al mismo tiempo no disguste al electorado nacionalista ni provoque excesivas fricciones en el seno de la coalición que dirige Pujol. De ahí el interés de los convergentes en no quedarse solos en un eventual apoyo a la investidura del líder del PP, para lo que necesitan ir acompañados de la abstención de los socialistas.
Una fórmula barajada en medios nacionalistas pasaría por formalizar un acuerdo estable con los socialistas para gobernar la Generalitat, donde CiU perdió la mayoría absoluta en 1995. A cambio, según los diseñadores de esta ecuación, los 19 diputados del PSC en el Congreso, amparándose en su compromiso con CiU en Cataluña, se abstendrían en la votación de investidura para no dejar solos a sus flamantes socios. Esta idea provocó ayer hilaridad en medios de la dirección del PSC.
Tempestad nacionalista
En cualquier caso, un pacto entre CiU y el PSC -e incluso con ERC- en Cataluña ayudaría a Pujol a amortiguar la previsible tempestad nacionalista ante cualquier apoyo a Aznar.
Además, con el PSC comprometido con el Gobierno de CiU y el PP rendido en el Parlamento catalán en pago adelantado a un posible apoyo nacionalista a los conservadores en el Congreso, Pujol se vería libre de oposición en Cataluña. Pese a ello, nadie descarta que el presidente catalán pretenda seguir gobernando en solitario, buscando apoyos concretos a diestra y siniestra.
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