Aznar admite que será difícil gobernar CiU "el mayor esfuerzo de responsabiIidad"

José María Aznar está decidido a intentarlo y deja todas las puertas abiertas. No descarta ni gobernar con apoyos externos, la fórmula objeto de sus más despiadados ataques desde 1993, ni una coalición con reparto de carteras. Dispuesto a hablar "con todos" ayer prometió "el mayor esfuerzo de responsabilidad" y emplazó a las demás fuerzas políticas y sociales al mismo grado de compromiso, con los catalanes de CiU como destinatarios. A media tarde conversó por teléfono con Jordi Pujol. El tono fue "normal, en el buen sentido de la palabra", según fuentes cercanas al líder del PP.

Aznar admite que la situación es "difícil", pero recuerda que él empezó gobernando en Castilla y León en minoría, le salió bien y acabó gobernando en coalición. Y no ve otro Gobierno distinto al que pueda conseguir su partido con pactos estables o acuerdos puntuales. La primera comparecencia informativa del líder del PP tras su ajustada victoria se produjo en un ambiente asfixiante. Una treintena de cámaras de televisión y un centenar de personas se apiñaron en la sala de prensa de la sede central del PP.El protagonista apenas despejó ninguna duda sobre sus intenciones o los límites que se ha fijado. Sostuvo que la legislatura debe agotarse y que el Gobierno debe ser estable. "Me parece una completa irresponsabilidad la apuesta por una legislatura corta... Nuestro país lo pagaría gravemente", indicó, tras enumerar los problemas que España debe afrontar como la lucha contra el paro, el terrorismo o la corrupción, el cumplimiento de los criterios de convergencia o la presencia activa en las conferencias intergubernamentales de la UE.Los populares necesitan la colaboración de los 16 diputados de CiU y los 4 de Coalición Canaria (CC). Con ambos grupos sumarían 176 escaños, la mayoría absoluta matemática. Incluso con la ausencia de los dos diputados de Herri Batasuna, esa cifra es necesaria para aprobar leyes orgánicas.Patata caliente

Coalición Canaria reiteró ayer su disposición a negociar sobre la base de sus reivindicaciones autonómicas y económicas para las islas. Aznar no tendría grandes dificultades para integrar parte de las reclamaciones de los regionalistas de las islas, en las que prometió durante la campaña cerrar antes de año y medio las cuestiones pendientes relativas al estatuto fiscal y la presencia en la Unión Europea.

La patata caliente es el acuerdo con los nacionalistas catalanes de Pujol, víctima en los tres últimos años de las invectivas de

Aznar y del PP por su apoyo al Gobierno socialista minoritario. Desde ese punto de vista, el resultado electoral es el peor posible para los populares, salvo una nueva derrota, porque no han conseguido más que ocupar la posición de mayoría minoritaria de los socialistas, pero con tres diputados menos.

"Hablaremos con todos y esta mañana hemos empezado a hacer lo", anunció el presidente del PP. Pero no logró hablar con Pujol y con Xabier Arzalluz, el líder del PNV, hasta media tarde. Ambos líderes nacionalistas le devolvieron la llamada que no habían podido atender por la mañana por distintas razones. En ninguno de los dos casos trascendió el contenido de las conversaciones. En un nivel inferior, Rodrigo Rato quedó encargado de abrir contactos con los grupos parlamentarios de CiU y del PNV.

Rato es el hombre del PP mejor relacionado con ambas formaciones nacionalistas, pero su designación da idea también del peso que los populares intentarán dar a la situación económica en el diálogo. Rato mantuvo una entrevista inicial por la mañana con Iñaki Anasagasti, portavoz del PNY en el Congreso de los Diputados. Los peneuvistas manifestaron, ya en la noche electoral, su deseo de que la presidencia del Congreso no recaiga en alguien del PP.Aznar se declaró favorable a "la fórmula más estable posible", pero poco más. Citó expresamente entre las posibles la coalición o el pacto de legislatura, pero sin excluir la que queda, el apoyo exterior. Sólo precisó que los hipotéticos acuerdos se negociarán "con transparencia" y que "no habrá capítulos ocultos". Tampoco quiso explicar si esta afirmación significa que los ha habido en la relación PSOE-CiU. Será coherente con su decisión de "no mirar hacia atrás", dijo, y pide a los demás que hagan lo mismo.

La manifiesta insuficiencia de la mayoría del PP le obligará, previsiblemente, a archivar algunas de sus más queridas propuestas electorales como el cumplimiento íntegro de las penas de terroristas y narcotraficantes, difícilmente encajable en la hipótesis de cualquier, tipo de acuerdos con CiU y CC porque ambas fuerzas acaban de apoyar en el Congreso de los Diputados el nuevo Código Penal. Pero además, desbarató en muy pocas horas el viento favorable en los mercados, que habían apostado por una victoria holgada.

El líder del PP explicó que, en su opinión, para el restablecimiento de la confianza se puede hacer lo que él hacía, apelar a la responsabilidad de todos en "una situación difícil". La caída de los mercados "determina una necesidad muy clara de un comportamiento responsable y de un Gobierno estable", subrayó.

"Haré todo lo que esté, en mi mano para conseguir la fórmula más estable posible", agregó. "Cuanto mayor sea el grado de compromiso, tanto mejor para los intereses de España". De nuevo CiU parecía ser el destinatario.