Gana el PP y no se quema el pollo

La democracia es que haga-sol el día D y que el único suceso digno de mención en el telediario sea el de aquella señora que continúa preguntando, desde el 77, dónde se elige a Franco. La democracia es que cada uno haga de su voto un sayo. En mi colegio hablé al menos con cuatro personas que habían tachado a Barrionuevo de la lista del PSOE. Sabían que inutilizaban su voto, pero les daba igual, porque sólo querían expresar que aceptaban la cultura de ese partido a condición de que se hiciera la estética. La normativa electoral, más rígida, pero también más rica en símbolos, venía a decir, al anular esa papeleta tachada, que el PSOE, sin Barrionuevo, no es nada, no va a ninguna parte. La democracia consiste también en que sea imposible distinguir, de entre los cientos de votantes que coinciden al mediodía en un colegio de clase media, a quién va a votar cada uno. Y en no saber si ese señor tan serio, con un abrigo verde, viene de misa o de una juerga. 0 si esa señora coja, con cara de pocos amigos, se va después de la urna a la iglesia o al vermú. La democracia consiste en que en la mesa donde votas te encuentres de interventora de IU a una vecina que habrías jurado que era del PSOE. La democracia, en fin, es que la cara no sea el espejo del voto.La democracia es que la televisión se llene de sentido durante el recuento electoral y que el escrutinio de las once contradiga a los sondeos de las ocho, o, lo que es lo mismo, que a media tarde tengas mayoría absoluta y por la noche no llegue a suficiente. Y que Cascos lo aguante. La democracia es que, aunque se alcen con la victoria éstos o aquéllos, tú te hayas levantado hoy a la hora de siempre y hayas ido a ganarte la vida como es habitual. La democracia consiste en que unas elecciones no corrijan tus citas de mañana ni modifiquen tus proyectos personales: que no influyan para decidir por ejemplo, si quieres ser ingeniero de caminos o pianista. La democracia es que, a pesar de que haya más cola para votar que para operarte de cataratas, no te cueles. Y que por la radio anuncien retenciones en la N-VI, o en la IV, porque la gente está loca por comer en el campo. La democracia es que los padres no pregunten a sus hijos a quién piensan votar y que la priora de un convento de clausura tenga que abrirse un poco porque le ha tocado presidir una. mesa.

La democracia consiste en que gane el PP y no se queme el pollo que teníamos en el horno ni se vaya la luz. Y en que Canal + continúe, imperturbable, retransmitiendo el partido de la jornada futbolera o la película de estreno. La democracia es que gane el PP y salgas, si quieres, a la calle sin banderas ni gaitas; te acerques, por ejemplo, a Génova y no te partan la cara. La democracia es que pongan de ministro a Cascos o a Rato y los niños no pierdan el apetito ni sufran trastornos de carácter. La democracia estriba en que, aunque el PSOE tenga un suelo tan alto y el PP un techo tan bajo, el ciudadano no se vea obligado a caminar de rodillas o con la cabeza agachada durante toda la legislatura. Y, naturalmente, en felicitar al ganador. Enhorabuena.