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Aznar cree que su corta ventaja, "puede ser suficiente"

El líder del PP esquiva a los medios de comunicación tras dirigirse a miles de seguidores en la calle.

El clima cambió de forma radical entre las 22.30 y las 23.00 en la sede central del PP en Madrid. De la sensación de un triunfo asegurado y hurtado por las maniobras dilatorias del Gobierno se pasó de golpe, con calma, y decepción, a la evidencia de que los números cantaban. La victoria era muy ajustada. En la calle, la muchedumbre había vuelto a corear aquello de "Pujol, enano, habla castellano", pero se lo tragó de inmediato. Ni con la más favorable de las interpretaciones era posible encajar una ventaja de una quincena de escaños en el elástico concepto de "mayoría suficiente". José María Aznar, no obstante, ganador de las elecciones, aseguró a miles y miles de simpatizantes congregados en la calle de Génova que esa mayoría sí "puede ser suficiente".

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A renglón seguido, el PP 1996 líder del PP esquivó al centenar largo de in formadores que le aguardaban, y se fue a la fiesta organizada por su partido en un hotel de Madrid.Aznar ganó,pero de una forma muy distinta a la que él quería, a la que había pedido con machacona insistencia a los electores. Su campaña se basó en la demanda de la mayoría "clara, rotunda". Y ,menudearon declaraciones como la del mitin de Pamplona; "Si tuviera que presidir un Gobierno débil, que no estaría dispuesto, que no querría presidirlo...". Aznar había denunciado una y otra vez los gobiernos "débiles, condicionados, presionados". La evidencia se impuso ayer como una losa. "Jordi Pujol vuelve a contar, y mucho" confesaba un miembro de la ejecutiva.

El candidato de los populares no quiso afrontar el contraste entre los objetivos de su campaña y la realidad dura de las urnas. Por primera vez desde que preside el PP, dio plantón a una repleta sala de. prensa. En un comportamiento sin precedentes en Génova 13, no quiso ni oír las preguntas. Se, dedicó sólo a los suyos y en poco tiempo pasó del baño de multitudes desde la marquesina -con cinco minutos de aclamaciones antes de que pudiera empezar a hablar- a la fiesta del hotel Meliá Castilla.

Ante los simpatizantes concentrados en la calle de Génova, Aznar hizo un discurso muy abierto, sobre un mar de banderas de España y del partido, flanqueado por su esposa, Ana Botella, y r Rodrigo Rato y Francisco Álvarez Cascos. La palabra de la noche fue "todos". Se declaró "dispuesto a tomar el relevo" en el Ejecutivo y prometió que el PP, "un gran partido de centro, gobernará, si tiene esa responsabilidad, con todos y para todos".

Más tarde en unas breves palabras a los invitados a la fiesta del hotel, hizo una insinuación: "El Partido Popular" dijo, "siempre ha sabido buscar pactos para sumar voluntades y aunar esfuerzos y conseguir el mejor futuro para todos los españoles".

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Poco más fue lo que se pudo saber de boca del líder del partido que ganó. Aznar dio la impresión de comenzar a digerir trabajosamente una victoria muy distinta a la que pretendía y que las encuestas y sondeos de voto a la salida de los colegios electorales le hicieron acariciar.

El líder del PP agradeció su voto a quienes se lo dieron, manifestó su respeto a los que apoyar con otras opciones y se declaró convencido de que "puede abrir se y va a abrirse una nueva etapa" con la recuperación de "los más profundos valores constitucionales, del espíritu de mano tendida a todos, del talante de concordia, unión de todos los es fuerzos y colaboración con las comunidades autónomas".

Manifestó también su "creencia profunda en las posibilidades de España" y volvió a declararse dispuesto, "con toda humildad" y pensando en el relevo en el Gobierno, a "buscar el diálogo, el acuerdo, lo más positivo para nuestro país". Aznar pidió serenidad a los miles de congregados para que terminaran la fiesta "con elegancia" y "con alegría, responsabilidad y sincera esperanza en el futuro de España". Su discurso acabó con vivas al Rey y a España.

La noche había comenzado de forma muy distinta en Génova 13. Un cuarto de hora después del cierre de los colegios en la Península, el vicesecretario general y coordinador de la campaña, Mariano Rajoy, con sonrisa levermente forzada victoria "clarísima" del PP, "una mayoría amplia que le va a permitir gobernar". El Partido Popular "ha recibido la mayoría suficiente" que había pedido a la sociedad, aseguré Rajoy al calor de los sondeos de salida de colegio electoral, que daban a su partido en todos los casos una ventaja de más de 30 escaños sobre los socialistas.

En aquellos momentos, todavía, la dirección del partido hacía cálculos. La suma de escaños del PSOE e IU o la del PSOE más CiU y PNV en ningún caso superaban su propio resultado. Esa era la "mayoría suficiente". Luego, se fue desmoronando a medida que caían los ' resultados parciales. Pero portavoces y candidatos aún mantenían la sonrisa sin alterarse, y atribuían la diferencia entre los sondeos y los datos oficiales a "maniobras del escrutinio", "No han metido los datos de Madrid", aseguraban entonces.

Todavía a las diez 21.55, la dirección del partido trató de cavar una última trinchera, una barrera frente al escrutinio parcial. Álvarez Cascos, el secretario general, compareció y anunció "una gran victoria". Mostró para apoyar la idea los resultados de un muestreo de primeras papeletas escrutadas y su comparación con los datos reales de 1993. Le salían 166 diputados para los populares y 131 para el PSOE. Y había aún 12 escaños que disputaban los dos grandes partidos. A las 23.05 aún mantenía esos datos, contra, toda evidencia.

El líder no quiso hacer porra

José María Aznar pasó la mañana de ayer reunido con algunos colaboradores, en casa de uno de ellos. Les pidió una porra sobre los escaños previsibles para el Partido Popular. Hubo entusiastas que llegaron a 190 escaños. Pedro Arriola, el sociólogo que asesora a la dirección del partido, casado con la alcaldesa de Málaga y diputada electa, Celia Villalobos, fue más prudente y pronosticó 173 diputados, a sólo tres de la mayoría absoluta matemática.Aznar guardó el papel con las previsiones, pero no quiso dejar escrito su pronóstico. En la reunión estaban el ex ministro de UCD Rafael Arias Salgado; el vicesecretario, general Mariano Rajoy; el jefe de prensa del, partido, Francisco García Diego; y tres destacados colaboradores del llamado clan de Valladolid,Miguel Angel Cortés, portavoz de Cultura del PP; Carlos Aragonés, coordinador de la presidencia del partido, y el, concejal de Madrid y directivo de, la FAES, la fundación patrocinada por Aznar, Alfredo Timermans.

El candidato del PP almorzó en su casa de La Moraleja, en familia, y por la tarde se trasladó a su despacho, en la séptima planta del edificio de Génova 13, pasadas las cinco. Allí estaban su esposa, Ana Botella, quizá la más nerviosa; los tres hijos del matrimonio; algunos amigos del mayor, José María; el sacerdote Ángel García, promotor de la asociación humanitaria Mensajeros por la Paz, y sus más inmediatos colaboradores.

"Hemos ganado, le hemos echado", se murmuraban entre sí secretarias e invitados. No hacía falta decir a quién.

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