El candidato del PP se presenta en TVE como si ya fuera presidente
Los últimos espacios publicitarios gratuitos emitidos anoche por la televisión pública depararon una sorpresa: el candidato del Partido Popular, José María Aznar, fue entrevistado como si ya fuera el presidente del Gobierno. El candidato a la reelección, Felipe González, por el contrario, aprovechó los 10 minutos para resumir a toda velocidad sus argumentos fundamentales y reclamar el voto de todos los progresistas. Julio Anguita, de IU, insistió en pedir fuerza para construir una alternativa de izquierda.
Aznar fue entrevistado por Elías Rodríguez, el rostro y la voz de los últimos anuncios del Banco de Santander (la entidad presidida por Emilio Botín, uno de los grandes avaladores del presiden te del Partido Popular). Fue uno puesta en escena en la que el candidato del PP ni siquiera pidió el voto, porque actuó como sí ya hubiera vencido. "Cómo será España cuando la deje dentro de ocho años?", le preguntó Rodríguez. Y entonces Aznar insistió en la necesidad de la alternancia y explicó que "el relevo es lo que mejor determina la normalidad democrática". La España que espera entregar a su sucesor es más honrada, con más trabajo, más respetada en el mundo, con más paz interna y más futuro.José María Aznar se presentó como "un hombre tranquilo, normal", que cree en su país y en su familia, que juega al dominó pero prefiere distraerse practicando deportes: el pádel, el esquí de fondo o el fútbol. Un hombre que conoce la administración porque ha trabajado en ella y porque ha presidido Castilla y León. Que entró en política a los 25 años, logró su acta de diputado a los 29, presidió Castilla a los 34 y alcanzó la presidencia del PP a los 36. "Las cosas han ido rápido", admitió. Pero, pese a su juventud, aseguró que ha mantenido "relaciones internacionales intensas".
Pese a esas relaciones, aseguró que en Europa defenderá fundamentalmente los intereses de España. "Nadie regala nada en la vida internacional", sentenció. España es, para el candidato Aznar, "un país maravilloso, una de las grandes naciones de Europa, maravillosamente plural".González ríe
Frente a esta entrevista supuesta, Felipe González tuvo una intervención clásica -desde un atril que simulaba el de la Moncloa que finalizó con una serie de imágenes encadenadas, en muchas de las cuales aparecía riendo con ganas, como intentando transmitir que se siente feliz porque la victoria es posible.
El candidato socialista empezó su exposición diciendo que las elecciones de mañana son "trascendentales" y recordando que desde que llegó al poder en 1982 ha tratado de superar la intolerancia, el atraso, el aislamiento de un país, España, que durante siglos se había mostrado "incapaz de progresar en libertad y tolerancia". Toda la recta final de la campaña la ha convertido González en una denuncia de la intolerancia, "la enfermedad histórica de la derecha". No olvidó apuntar los logros de los Gobiernos socialistas en sanidad, educación, pensiones. "La derecha se ha opuesto a eso", subrayó. Por eso, "me preocupa que España retroceda". Esa advertencia la reiteró dirigiéndose a los jóvenes, a los votantes que no han conocido el franquismo. Los logros "no son irreversibles", aseguró.
Y volvió a pedir el voto a todos los progresistas, porque el PSOE es "el único partido capaz de frenar a la derecha". Recordó que IU no tiene ninguna posibilidad de obtener diputados en 30 provincias. En ellas, agregó, "el voto a IU se perderá y proporcionará a la derecha 27 o 30 diputados".
Entre los programas del Partido Popular y el PSOE, Izquierda Unida dispuso de cinco minutos. Fue un espacio en el que se mezclaron imágenes de anteriores cuñas televisivas con mítines de Julio Anguita y declaraciones de artistas que apoyan a IU: Luis Eduardo Aute repitió que el PSOE es "liberal puro" y el PP, "liberal puro y duro"; Sabina aseguró que nunca ha creído en la pinza y citó a Miguel Boyer y a Nicolás Redondo. Anguita insistió en que "nunca un pueblo ha sido tan fiel" como el español a Felipe González, porque ha seguido confiando en él a pesar del referéndum de la OTAN, de la guerra del Golfo, de las huelgas generales y de "otras fechorías". Y acabó pidiendo el voto, "la fuerza", para articular una "propuesta alternativa" de izquierda.
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