Ruido
Yo debo ser muy antiguo, pero no comprendo bien por qué resulta imposible conversar con nadie en el interior de una discoteca. Me da la impresión de que, con el volumen tan alto de la música, de lo que se trata es de que nadie se comuniqué ni pueda enhebrar una conversación. Creo que en esta incomunicación de los más jóvenes, los usuarios precisamente de las discotecas, se encuentra una de las causas de muchas de las conductas irracionales que todos sufrimos durante los fines de semana. La palabra se ve suplantada por el alcohol, y una mente bloqueada por la bebida tiende a suplantar las razones con los puñetazos. Yo creo que la palabra cura muchas cosas. Pido a las discotecas que devuelvan la palabra a los jóvenes bajando el volumen de la música.-