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Un reparto espectacular triunfa en París con el 'Don Carlos' de Verdi

Cinco teatros europeos apuestan por la versión original francesa de la ópera

El recorrido del Don Carlos verdiano, en su versión original en francés, comenzó el pasado martes en el teatro Châtelet de París y continuará en los próximos meses en el Covent Garden de Londres, la Monnaie de Bruselas, la ópera de Niza y la ópera de Lyon. El reparto vocal parisino ha sido espectacular. Juntar en una misma representación a Roberto Alagna (Don Carlos), Karita Mattila (Isabel de Valois), Waltraud Meier (Princesa de Eboli), Thomas Hampson (Rodrigo), José van Dam (Felipe II) y Eric Halfvarson (Gran Inquisidor) es un verdadero acontecimiento para los amantes de la lírica.

Los teatros de ópera andan preocupados últimamente por restituir versiones originales y por coproducir espectáculos. Cinco de ellos se han unido para reivindicar, con una nueva producción a cargo de Luc Bondy, la versión francesa en cinco actos de Don Carlos, estrenada en París en francés en 1867, y anterior, por tanto, a las ediciones en italiano de Nápoles (1872), Milán (188384, con un acto menos) y Módena (1886). Claudio Abbado reivindicó en su época de La Scala este Verdi francés, pero nunca hasta ahora se había planteado su recuperación con tanto empuje.La pregunta que el aficionado se plantea es inmediata: ¿Suena mejor Don Carlos en italiano o en francés? La respuesta es, evidentemente, obvia: depende de quienes sean los cantantes. En cualquier caso, la fonética francesa y las vocales cerradas propician un sentido melódico diferente -más elegante-, en que destaca menos el aspecto popular del Verdi a la italiana.Tenor del año

La versión francesa le viene como anillo al dedo a las características vocales y estilísticas de Roberto Alagna (el tenor del año 2000, según una reciente portada de Le Monde de la Musique), facilita también la nobleza de acentos de T. Hampson, un barítono tan comunicativo como limpio en el fraseo, y hasta permite que sobresalga la exquisita musicalidad de José van Dam sin insistir demasiado en su ya con fisuras registro grave de la voz.De intensa se puede calificar la Isabel de Valois de Karita Mattila. En cuanto a Waltraud Meier, la Isolda de Barenboim, el papel tal vez esperado con más morbo por el carácter tan simbólicamente wagneriano de la protagonista, es justo resaltar su fogosidad, su fuerza y su imponente sentido dramático. Todos los cantantes fueron ovacionados con entusiasmo. La orquesta de París fue dirigida por Antonio Papano. La prestación fue de alto nivel, pero los momentos más vibrantes de la representación estuvieron en el cuarto acto, donde la escena discurrió con sobriedad intimista, reforzada por una inteligente iluminación, y donde las voces dieron teatralmente lo mejor de sí mismas.

Luc Bondy levantó división de. opiniones con su planteamiento escénico, y propició que la sala estallase al final en un griterío enfrentado de vítores y protestas. Su visión fue más poética y evocadora que incidente en esos "fantasmas del claroscuro" de los que le gusta hablar a Leibowitz. Siempre mantuvo. el orden en el movimiento y la composición de grupos, pero también incurrió en alguna incoherencia respecto al discurso plástico unitario, como en el geométrico primer cuadro del tercer acto, muy a lo Kupfer.

El Châtelet de París, fiel a su inteligente política de espectáculos excitantes desde una mirada actual, se apunta con este Don Carlos un nuevo tanto. Porque, no nos engañemos, se pueden ver de cuando en cuando por los teatros del mundo excelentes representaciones de óperas de Wagner, Strauss, Mozart o Rossini, pero de Verdi son cada día más difíciles e infrecuentes.

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