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La primavera socialista, a pesar de todo

Todo aquello que se nos da a conocer, a través de los medios de comunicación, como "noticia" adquiere la apariencia de algo plano, monolítico, sin matices y con una sola cara. Sin embargo, es sabido que la realidad siempre nos ofrece diferentes lecturas y todas ellas verídicas. En un solo acontecimiento pueden existir numerosos acontecimientos, múltiples aspectos. Y eso precisamente es lo que sucede con los casos de corrupción realizados por personas pertenecientes al partido socialista o relacionadas con él, unos casos de corrupción escandalosos, sin duda, pero que, a la vez, son signos que, contienen otros significados, un doble sentido quizá.Por una parte, corresponden a una actitud ética determinada, pertenecen al territorio de la ética, y ésta siempre es individual, personal y subjetiva. Y por muy altos y responsables que fueran los cargos de esas personas, sería injusto extender su corrupción al Gobierno socialista en pleno. Además, esos casos poseen, asimismo, el significado de indicadores de una realidad existente, de una democracia auténtica que ha permitido el que no sólo fueran descubiertos, sino que además estén siendo juzgados.

No se puede relegar al olvido el hecho de que la consecución de las libertades democráticas en España ha sido posible gracias a la lucha, llevada a cabo durante la dictadura franquista, de partidos políticos, grupos ácratas y personas independientes, todos ellos de izquierda, y sólo de izquierda. Numerosos hombres y mujeres han sufrido torturas, encarcelamientos, exilios y persecuciones, por conseguir un cambio político más radical que el que ha sido posible llevar a cabo, un cambio político a veces utópico, lo cual no significa que fuera imposible, pues adentrándose en el camino hacia la utopía se pueden hallar muchos logros y sorpresas, aunque aquélla no llegue a ser alcanzada plenamente. Sin embargo, todos ellos coincidían en lograr una meta, en establecer esas libertades democráticas que sí existen ya en nuestro país. Y si bien la primera piedra de esta democracia fue instalada durante el breve periodo de la transición, también es cierto que ha sido el Gobierno socialista el que ha ido realizando y consolidando esta -democracia, el que ha ido colocando las demás piedras que conforman la torre: No obstante, los partidos de la oposición, reaccionando de una forma un tanto simplista y ansiosa, han hecho todo lo posible por salpicar con esas aguas de la corrupción a todo el Gobierno, al partido socialista y, en especial, a Felipe González, una persona que ha dejado traslucir en sus actuaciones públicas, en sus discursos y debates, pese a sus errores (y gobernar significa también rectificar, como decía Confucio), una mayor honestidad que la mostrada por los líderes de la oposición.,

Políticos y periodistas comparten la penosa obligación de tener que hablar ya, de inmediato, acerca de cuestiones que hasta un futuro, más o menos cercair lo, no se comprenderán totalmente, hasta que se puedan contemplar a través de la distancia que interpone el paso del tiempo y lleguen a ser esclarecidas sin mediaciones de intereses parciales.

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Es probable que las gentes del pueblo, las que hacen conjeturas en las calles, sientan cierto regocijo, cierta satisfacción, al conteplar a los que han sido sus autoridades detenidos y encarcelados, como si se tratara de una venganza sana contra el Estado, cualquiera que sea éste, contra esa institución que siempre oprime y que parece imposible que alguna vez desaparezca con sus cárceles y policías, como querríamos los que aún conservamos algún resto, o alguna añoranza, de la deseable utopía anarquista. No obstante, si liemos de permanecer bajo la sombra de un Estado, es aconsejable elegir al menos autoritario posible. Por ese motivo, quizá deberíamos celebrar el tener un Estado que la oposición califica de blando y débil, pues precisamente estos calificativos son sus virtudes, lo definen como el polo opuesto a un Estado policiaco, fuerte, autoritario, fascista en definitiva.

En cualquier caso, habría que conceder una singular relevancia al giro que, durante los años de mandato socialista, ha dado gran parte de la sociedad española hacia la libertad, y no sólo a un nivel político, sino también en la vida diaria y privada, una libertad propiciada tanto por la normativa como por la actitud genéricamente positiva y tolerante del Gobierno socialista. Es probable que las mujeres y los hombres menores de '30 años no puedan comprender el significado de esa libertad que se manifiesta en la vida cotidiana. Tal vez les parezca tan natural como el aire que respiran, y no alcancen a valorarla. Así mismo, es cierto que numerosos jóvenes se ven acosados por la angustia y la inseguridad que les provoca el paro, las dificultades para encontrar un trabajo. Y el saber que nuestro país ha superado la crisis económica y que comienza a remontarse lentamente no supone para ellos, dadas sus necesidades inmediatas, una forma de esperanza. Sin embargo, aun así, todos ellos gozan de una libertad que hace apenas trece años no existía.

Y, aunque somos muchas las personas que vivimos en la incertidumbre y el desamparo económicos, también somos muchos los que hemos experimentado, durante estos años de gobierno socialista, una gran libertad, desconocida anteriormente, una sensación de que todo es posible, un descanso de ese miedo que se nos había incrustado en nuestro interior, un miedo no sólo a la persecución policiaca, sino, además, a esa otra persecución más sutil y constante que, día a día, Iba

ejerciendo la sociedad que nos rodeaba, discriminando, convirtiendo en sospechosos, sinónimo de peligrosos y depravados a todos aquellos que no se sometieran a sus rígidas normas, unas normas que alcanzaban desde el estilo en el vestir y en el peinado al comportamiento más visible y nimio, hasta la forma de vivir el amor, la sexualidad e incluso la amistad. No obstante, a lo largo de estos años, la mentalidad, la concepción de las costumbres sociales y de los hábitos cotidianos establecidos han ido desbaratándose, cambiando en una gran mayoría de españoles, en los que se ha operado una apertura, una comprensión y una tolerancia que indican que han optado por adentrarse en el sendero de la libertad.

Ha desaparecido, en gran parte, la rigidez en instituciones como la familia, la religión o los centros de enseñanza, las que más duramente ejercían una represión en la vida cotidiana. La transformación mental que se ha dado en determinadas personas era impensable hace algún tiempo. Y esa transformación ha sido propiciada por un Gobierno que, mientras seguía una política económica hasta cierto punto neoliberal, actuaba en un plano social y cultural según le dictaba su ideología de izquierda, su anhelo de libertad en todos los niveles. A veces, a través de detalles insignificantes como aquellos carteles de publicidad que aparecieron hace algunos años por las calles de las ciudades, en los que se incitaba a los jóvenes a adoptar el estilo en el vestir, en el peinado, en su apariencia en general que realmente desearan, sin dejarse cohibir por prejuicios sociales. En ellos, aunque puedan parecer superficiales, existía ya un paso hacia la libertad y la tolerancia. Asimismo, en la publicidad dedicada a los preservativos, otro detalle insignificante, se dejaba traslucir no sólo un intento de proteger la salud, sino la aceptación plena de la libertad sexual, la que tan perseguida ha estado en años anteriores en nuestro país, en unos años no demasiado lejanos y en los que personas como homosexuales, madres solteras y otras que se atrevieran a vivir fuera de las normas establecidas soportaron la discriminación y el desprecio de la sociedad que les rodeaba, la misma que ahora les tolera y respeta como seres humanos. Podría enumerar muchos detalles aparentemente insignificantes pero que, todosellos en conjunto, han fomentado en poco tiempo la tolerancia y la libertad en nuestra sociedad. Sin embargo, parece que la libertad es un bien muy apreciado en las ocasiones en que se carece de ella, y cuando se ha alcanzado, al menos en cierta medida, se olvida su existencia.

Pese a la problemática económica en que nos encontramos, es evidente que todos cuantos hemos sufrido una represión no sólo a nivel político, sino en todos los aspectos de la vida cotidiana, hemos vivido estos años de mandato socialista como una primavera en la que el miedo y la opresión habían desaparecido para dejar paso a una suerte de paz, una primavera en la que se podía respirar un aire limpio y renovado. Y, aunque sólo fuera por este motivo, no deja de ser lamentable que los partidos de la oposición, con su intransigencia, su falta de respeto . y su apasionado deseo de conseguir la caída del Gobierno socialista, -hayan logrado que una enorme mancha negra apareciera en la pantalla que contemplan con desconcierto las gentes del pueblo, una mancha negra que, injustamente, ha oscurecido y ocultado todo cuanto ha ido quedando atrás, todos los logros que los socialistas han realizado, sobre los que la oposición deja resbalar distraídamente su mirada y su juicio.

No obstante, todo cuanto de positivo como de negativo haya aportado a este país el partido socialista, el tiempo lo esclarecerá, pero el tiempo lento de la historia, opuesto a ese otro tiempo que tan velozmente transcurre entre las vidas humanas.

Finalmente, he de añadir que, después de observar con atención las actitudes y palabras de los partidos políticos existentes en España, después de haber votado reiteradamente a Izquierda Unida, he llegado a la conclusión, durante este último año, de que el partido más serio, el que nos ofrece, sin decirlo de forma explícita, la promesa de ir alcanzando una progresiva libertad, es el socialista.

Y no sería algo superfluo el recordar unas conocidas palabras que Cervantes pone en boca de Don Quijote: "La libertad, querido Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden, igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre, por la libertad se puede y debe aventurar la vida".

Adelaida García Morales es escritora

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