Un niño de 13 años, herido de gravedad por una pistola de imitación
La curiosidad ante el nuevo juguete que se había comprado su amigo le costó al pequeño D. T. R., de 13 años, el ingreso en urgencias con un grave derrame ocular, 20 días con pronóstico reservado y el temor de perder la vista. D. T. R. jugaba con otros amigos en la calle el pasado mes de enero. Uno de ellos, de su misma edad, le estaba enseñando la pistola de imitación de aire comprimido que se acababa de comprar, cuando se le disparó accidentalmente y le dio en un ojo, a menos de un metro de distancia. Estas pistolas están consideradas por la ley como armas y no como juguetes.Su venta está prohibida a menores de 16 años y necesita una autorización especial de la Guardia Civil. La Delegación del Gobierno expedientó recientemente a otro niño madrileño de la misma edad por jugar en la calle con una pistola de imitación de la marca Beretta de nueve milímetros parabellum que dispara bolas de PVC a 120 metros por segundo, tras habérsela intervenido la Guardia Civil.
El expediente se abrió por una infracción grave de la ley de Seguridad ciudadana y del Reglamento que se castiga con una multa de 50.000 pesetas (ver EL PAÍS del pasado domingo). El amigo de D. T. R. había comprado la suya, sin embargo, personalmente en. una tienda de juegos de rol de la zona de Fuente del Berro.
D. T. R. ingresó en Urgencias del hospital Gregorio Marañón, lo que ayer no pudo constatar el hospital, con tres heridas en el ojo y un probable desprendimiento de retina, según cuenta la madre. "Los médicos me dijeron que tuvo suerte de que no le dieran de plano, porque le podían haber saltado el ojo", relata.
El niño estuvo 20 días con el ojo vendado y con pronóstico reservado. Los padres pusieron una denuncia en la comisaría del distrito de Ventas. "Evidentemente no íbamos contra el otro niño", explica la madre. "Queríamos denunciar a la tienda por vender sin restricción a niños pistolas de este tipo".
Denuncia inútil
Sin embargo, en la comisaría les explicaron, según la madre, que "si las venden es porque pueden". Lo único que pudieron hacer fue dejar constancia de su indignación en la denuncia. Un portavoz de la comisaría explicó ayer a este periódico que posteriormente se llamó a declarar al amigo de D. T. R. y que se remitió el asunto a la Fiscalía de Menores, que por el momento no ha tomado ninguna decisión. Nadie requisó la pistola al menor, según este portavoz.Días después la madre de D. T. R. pudo comprobar personalmente en el establecimiento que pistolas de este tipo se venden sin ninguna restricción a niños.
"El dependiente no me advirtió en ningún momento que no pudieran comprarla menores y cuando le pregunté por el peligro simplemente me dijo que había que procurar no dispararlas a los ojos", explica.
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