_
_
_
_

Un baile de perros

Los 15 canes de Antonio esperan en dos albergues a que alguien los adopte

Elsa Fernández-Santos

Horas antes de morir, Antonio Ruiz Soler -Antonio el bailarín- pidió dos últimos deseos: escuchar un poco de música y ver a Reina, Alba, Tina, Rubi, Susana, Chisca, Chester, Rubia, Estrella, Zeus, Blacki, Tana, Dumbo, Polo y Pichi, sus perros."La música se la pusimos inmediatamente. Pero no pudimos meter a los perros, era una locura", recuerda la bailarina María Rosa, una de las cuatro personas que acampañó a Antonio en su lecho de muerte.Dos semanas después del entierro de Antonio en Sevilla, 14 de sus canes están enjaulados en dos albergues de perros abandonados de las afueras de Madrid. Las dos asociaciones (la Protectora de Animales de Alcalá de Henares y la Asociación de Amigos de los Animales) los recogieron el pasado viernes de la casa del bailarín, en la urbanización La Florida. "Nos avisaron diciendo que no los querían, que iban a abandonarlos o sacrificarlos", señala la presidenta de una de las asociaciones. "Fuimos varios coches y los recogimos a todos menos a uno que se puso muy nervioso y no pudimos con él. Antes del jueves tenemos que recogerlo porque nos han dicho que van a vender la casa", añade la presidenta de la otra asociación. "Los perros lo están pasando muy mal. Están nerviosos porque es duro pasar de vivir en una casa a venir aquí. Para un perro que viene de la calle es distinto. Lo agradecen. Pero un perro faldero sufre. Nos gustaría que los adoptaran, y a lo mejor, como eran de Antonio, eso atrae a la gente".

Uno de los dos sobrinos de Antonio, Juan, explicaba ayer irritado la decisión familiar: "Nosotros no tenemos una casa de campo donde meter a los perros. Vivimos en pisos pequeños. Mi hermano se ha quedado con la Pichi, una pequinesa. Pero no podemos con el resto. Vamos a demandar a las dos asociaciones por acusarnos de abandonarlos. Además, les vamos a retirar las 5.000 pesetas mensuales que les íbamos a dar para mantener a los animales. Nos gustan los perros y nunca hemos hablado de matarlos". "No juizgamos a nadie. Lo único que decimos es que los animales lo están pasando muy mal", se defienden las dos presidentas de las asociaciones. Mientras tanto, los animales viven separados: seis en Alcalá y ocho en Algete. Con edades que oscilan entre los tres y los 13 años, son labradores, -un galgo cruzado, varios pastores alemanes y otros de raza inclasificable. "Casi todos son mestizos, lo que demuestra que le gustaban los perros. Al parecer, los recogía de la calle", explican en los albergues. Carmen Luz Herrera Sotolongo, la bailarina cubana, que puso en contacto a la protectora de animales con la familia, recordaba ayer cómo en 1945 Antonio vio en Nueva York a una perrita abandonada. "Cogió al animal y lo subió al autobús. Entonces empezó una gran pelea. Casi se disolvió la compañía. Antonio se negó a dejarla en la calle. 'Es mi perra', dijo". Y María Rosa añade: "El día de la muerte de Antonio, los perros, que no habían parado de ladrar durante días, se callaron. Fue increíble".Para adoptar uno de estos perros, llamar al 372 10 29 o escribir al apartado de correos 335.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_