El psiquiatra del acusado pidió en 1993 su encarcelamiento
Francisco García Escalero mató al menos a 11 personas desde el 11 de noviembre de 1987 hasta el 19 de septiembre de 1993. Durante todo ese tiempo, como ayer quedó claro en la vista, Escalero, ex presidiario en tratamiento psiquiátrico por esquizofrenia y psicopatía, no vivió en el anonimáto, sino que pasó por las manos de jueces, médicos y policías. Ninguno, sin embargo, se dio cuenta de lo que ocurría. Por ejemplo, Pedro Cano Soria, el psiquiatra del ambulatorio de Escalero, recordó ayer cómo en febrero de 1993, asustado por sus locuras, se dirigió al titular del Juzgado de Instrucción número 30 para pedirle que ingresase al mendigo en una cárcel. Al psiquiatra, según consta en el sumario, le habían enviado a. Escalero desde el hospital Ramón y Cajal. Allí había llegado tras haber escapado del hospital psiquiátrico regional [conocido como Camilo Alonso Vega, su nombre anterior] y haber sido descubierto en el cementerio de la Almudena en plena práctica necrofílica. "En el Alonso Vega se angustiaba y no experimentaba ninguna mejoría. Necesitaba, en cambio, estar en una cárcel, sujeto, a un orden, de forma que no pudiese salir a la calle ni abandonar el, tratamiento. El mismo Escalero me lo pidió", señaló ayer Cano.
Libre y peligroso
El resultado, sin embargo, fue otro. El juez no le encarceló -"dijo que era imposible", según Cano- y el facultativo, debido a que empeoraba en el psiquiátrico, le dio el alta de forma que siguiese tratamiento ambulatorio en Ciudad Lineal. En los siguientes siete meses, Escalero mató a otras dos personas.Su última víctima, curiosamente la única que no mendigaba, fue su compañero del hospital psiquiátrico Víctor Criado Martí, de 34 años, un esquizofrénico aficionado al ajedrez e incapaz de atacar a nadie. Escalero, vestido en pijama, abandonó el centro con él. Lo mató y, aconsejado por las "voces interiores", intentó suicidarse. Se arrojó contra un coche en la carretera de Colmenar. Tan sólo se fracturó una pierna. Ingresado en el Ramón y Cajal, Escalero confesó a las enfermeras haber matado a Víctor. Un vigilante llamó al psiquiátrico, donde le confirmaron que había desaparecido un paciente con ese nombre. El resto fue tirar de la cuerda. No hubo investigación que diese antes con el mayor asesino que jamás pisó Madrid. Sólo fue descubierto cuando mató a una persona que no era un mendigo.
Así, el informe de los forenses Juan José Carrasco y Luis Segura dice: "Se trata de un fracaso estrepitoso de la sociedad en general y, más en concreto de sus instituciones, fracaso porque no han sabido o no han podido detectar, prevenir o poner los medios para, en definitiva, evitar que ocurrieran unos hechos como los que se imputan individualmente a Francisco".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.