"Los madrileños escuchan como la madre que los parió"
Chano Lobato, 68 años rubios y espléndidos de humor y sapiencia, cumple esta noche su cita con el público madrileño. Casa Patas celebra el carnaval con un recital de este cantaor gaditano, rey del compás, ex vecino del Foro durante 30 años y acompañante del fallecido Antonio el Bailarín durante 20. Desde Sevilla, donde vive, Chano viene cargado de pellizco y de flores: "El público de Madrid es el que escucha mejor de España", dice. "Si el AVE no pincha", Lobato promete cantar de todo, y de propina, unos tanguillos carnavaleros del siglo pasado.Pregunta. ¿Saben los madrileños de flamenco?
Respuesta. Madrid siempre ha sido el sitio idóneo para los cantaores. Es el que da la alternativa a los toreros y a los artistas. Todo el que despunta en algo tiene que confirmarse en Madrid. Y eso no se ha perdido. Todavía se sabe mucho de flamenco. La prueba es que escuchan el cante como en ningún lado de España. En Casa Patas, con la gente bebiendo vino, se hace un silencio extraordinario. Como el de La Maestranza.
P. ¿No ha cambiado nada desde los años cincuenta?
R. En la época en que yo cantaba en el Arco de Cuchilleros y El Duende ya había mucho respeto al artista. Lo curioso es que los jóvenes de hoy escuchan como la madre que los parió... ¡Hay que ver cómo te escuchan en la Sala Revólver!
P. Después de tanto tiempo cantando para bailar, ¿es difícil enfrentarse al auditorio desde alante?
R. El cante para acompañar es una escuela que placea al artista. Yo estuve 40 años detrás, con grandes bailaores como Pilar López, Carmen Amaya o Antonio. Económicamente es una situación regular... Pero cuando das el paso alante ves que te reconocen lo que has hecho. Por eso cuando canto sólo me acuerdo de los grandes artistas que no tuvieron nombre, como Antonio el Chaqueta, que era un fenómeno y no fue valorado.
P. ¿Y qué hay de ese proyecto con Juan Habichuela?
R. Vamos a hacer un disco. Nos lo han ofrecido. en Francia [Ethnic Auvidis], y yo creo que ya tenemos edad.
P. ¿Y de dónde sale ese pelo como de Hollywood?
R. De que tengo la cabeza como un polvorón, y mi mujer, Rosario, me mete un tinte que me arregla, que unas veces estoy rubio y otras colorao.
P. Ya pasó la época del hambre, ¿no?
R. Sí, pero hay que ver qué hambre. Los artistas, siempre muy arreglaos, mucha brillantina en el pelo, la corbata muy tiesa, la camisa bien planchá... y desmayaítos. El día que no salía juerga no se comía; y cuando salía, todos loquitos a por el pollo al ajillo.
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